Carlos Arturo Baños Lemoine.
Circula por las redes sociales y los medios masivos un video en el que se ve a David Monreal, candidato a Gobernador de Zacatecas por MORENA y hermano del Senador Ricardo Monreal, tocándole las nalgas a una de sus compañeras de recorrido, en un evento de campaña: se trata de María del Rocío Moreno Sánchez, candidata a la presidencia municipal de Juchipila.
Por supuesto que, de inmediato, se encendió la mecha del escándalo mediático con las pautas propias de la mitología feminista, ya saben: “se trató de una agresión sexual”, “parte de la cultura de la violación”, “son actitudes machistas”, “un caso más de abuso sexual”, “fue violencia de género”, “así se normaliza la violencia hacia las mujeres” y todo el bla bla bla archirecontrasabido. Ya saben, la típica falacia ad nauseam del feminismo.
Pero luego vino el bote de agua fría para todas las voces estridentes y pirotécnicas. La propia María del Rocío Moreno Sánchez salió a fijar su postura por medio de un video donde dice: “Acabo de ver un video circular en las redes sociales en donde se daña mi integridad y la del licenciado David Monreal. No voy a permitir que me utilicen, no voy a permitir que nuevamente dañen al movimiento. El licenciado David Monreal es una persona respetuosa y nunca me ha faltado. Basta de calumnias, basta de utilizar los videos para dañar nuestras imágenes”.
Atención, mucha atención: la candidata María del Rocío no niega el hecho, es decir, no niega el manoseo. Necio hubiera sido, además, negar lo evidente.
Lo que ella afirma tajantemente es que David Monreal es una persona respetuosa, que nunca le ha faltado (al respeto), lo que significa que el manoseo del que ella fue objeto se ajusta a los patrones de convivencia aceptados por ella y por David Monreal. Cabe suponer que entre ella y David Monreal existe un pacto erótico-sexual que les permite manosearse incluso en sus zonas erógenas, tal como lo vimos en el video.
De aquí que, para María del Rocío, el tocamiento que recibió por parte de David Monreal no se traduce como un problema de agresión sexual sino como una conducta permitida en materia erótico-sexual. Y no debe interesarnos el tipo de relación que ellos tienen: es su vida privada. Metiches a la chingada. ¿Dónde, entonces, está el problema?
El problema radica en el hecho de que el feminismo es una dictadura ideológica y en el hecho de que las feministas siempre se arrogan el derecho de imponerles a todas las demás mujeres su enfermiza forma de ser, de pensar y de actuar. Así que si María del Rocío Moreno Sánchez no interpreta el manoseo de David Monreal como “agresión sexual”… ¡peor para ella!
Si las feministas declaran que ese manoseo es una “agresión sexual”, pues es una “agresión sexual” y se acabó, aunque María del Rocío diga lo contrario. Es más, las feministas dirán que María del Rocío “está alienada por el patriarcado heteronormativo” y, por ello, es incapaz de entender las cosas. Su cerebro no cuenta, su criterio no cuenta, su parecer no cuenta, su experiencia no cuenta… ¡son las feministas las que deben decirle cómo procesar su propia existencia!
La única forma de ser, de pensar y de proceder es la que impone la dictadura ideológica feminista. Todas las mujeres deben someterse a los dogmas y a los ritos de esta mitología socialmente perniciosa.
Y lo volvemos a demostrar, mis amigos: el feminismo es misógino, porque subestima toda percepción femenina que no se ajuste a sus cánones dogmáticos y totalitarios.
María del Rocío Moreno Sánchez ha sido negada, vapuleada y denigrada por las feministas: ella es una “no-mujer”, es una “marioneta del machismo”, es una “alienada del patriarcado”, es una “esclava sexual de David Monreal”, es una “entidad individual sin conciencia de género”, etc.
María del Rocío Moreno Sánchez es una “nada-cósmica” porque aceptó, implícitamente, que entre ella y David Monreal existe un pacto erótico-sexual que no les parece a las feministas; un pacto que, dicho sea de paso, es más común de lo que nos imaginamos.
Y ya tenemos en los micrófonos a cientos de feministas (políticas, periodistas, académicas, activistas, etc.) que consideran “inadmisible”, “reprobable” y “destestable” un manoseo que ellas nunca recibieron. A contrapelo, quien sí lo recibió jamás lo ha considerado “inadmisible”, “reprobable”, ni “detestable”.
¿Notan ustedes a qué grados ha llegado la obsesión psicótica de las feministas? ¡Hasta lo que no tragan les hace daño! ¡Y cómo les encanta meterse en las vidas ajenas!
Así de misóginas son las feministas: descalifican el propio criterio de María del Rocío y quieren obligar a ésta a que mire su propia vida a través de los psicóticos espejuelos de la mitología feminista.
Yo, por mi parte, como liberal consecuente que soy, respeto y tomo distancia de la visión y de la decisión de María del Rocío Moreno Sánchez. Yo sí respeto esa consigna de: “Su cuerpo, su decisión”.
Lo único que espero es que, con el paso del tiempo, cuando ya se le acaben sus “vacas gordas” en el mundo de la política, no nos vaya a salir con que siempre sí fue víctima de una “agresión sexual” por parte del “cerdo abusivo y machista David Monreal”.
¡Caray, es que estamos ya tan acostumbrados a ver cómo muchas mujeres reinterpretan caprichosamente su pasado para sacar provecho del negocio del victimismo!
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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.