Raúl Flores Martínez.
La Guerra entre el Cártel de Jalisco Nueva Generación contra Cárteles Unidos y Fuerzas Federales y locales, es pan de todos los días; sin embargo, ayer se puso una pequeña diferencia que puede inclinar la balanza, el uso de la tecnología.
De acuerdo con la Información Filtrada por autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán, en las últimas semanas en Aguililla y El Aguaje, los elementos de esta corporación han sido objeto de ataques de drones con explosivos.
Ataques sorpresivos que no son usuales al menos en México por las organizaciones criminales; sin embargo, ya el CJNG ha empleado este tipo de artefactos de tecnología de última generación que pueden tener decenas de víctimas sin bajas en sus filas.
De acuerdo con la Fiscalía General de la República en mayo de 2020 en un operativo en un inmueble en el estado de Puebla, se logró el aseguramiento de varios drones y armas de fuego tras cateos en Puebla.
Uno de los antecedentes de drones con explosivos se dio a conocer en 2017 cuando la Fiscalía de Guanajuato reportó el decomisó un dron junto con un detonador de radio frecuencia.
En México solo la Sedena, Semar y Guardia Nacional, tienen los recursos para la construcción de aviones no tripulados o drones que sirven para tomar fotografías aéreas, video y labores de vigilancia; sin embargo, el crimen organizado ha comenzado a migrar de los ataques en avioneta en Tepalcatepec, Michoacán a los drones.
En el caso de las fuerzas armadas que utilizan este tipo de tecnología, como es el caso del Ejército y Armada de Estados Unidos que utiliza desde los años 70´s, las ventajas que han obtenido son una reducción de costos debido a ser más barata su fabricación, el tamaño, precisión y una mayor probabilidad de pérdidas humanas para las fuerzas militares.
Ahora el CJNG con el poderío económico ha reclutado ingenieros en aeronáutica, y algunos en cibernética para elaborar sus propios drones con características que ellos requieren para transportar explosivos C-4 considerados de los más mortíferos con una mezcla de balines que al explotar se expanden a casi un kilómetro de diámetro.
Esto pasa en Michoacán, mientras en la ciudad de México en una zona segura como Palacio Nacional, se sigue mencionando una y otra vez que “Todo va bien”, que los índices de violencia van a la baja y se continúa con la estrategia del abrazo y no balazos.
Hasta cuándo entenderá el Presidente que el CJNG, es el cártel de la droga que lo fortalece día con día con su estrategia de no hacer nada contra ellos, esa estrategia fallida que lo único que hace es entregarle a los criminales las riendas del país. ¿Acaso les debe algo? ¿Acaso el CJNG le sabe algo al Presidente que los ciudadanos no sabemos?
