Jorge Miguel Ramírez Pérez.
Cuando falta el elemento autocrítico en el ejercicio del poder la ruina está cerca. Eso le pasa al movimiento Morena, y a sus líderes, que se encuentran sumergidos en una etapa de obcecación en la que ven por todos lados, “moros con tranchetes”, es decir perciben que les saltan enemigos reales y fantasmagóricos en todo lo que dicen o en lo que pretenden imponer.
Y no es para menos, se han pasado de lanzas con la población, abusando de un viejo respaldo: los resultados ya lejanos de las elecciones del 2018. Tienen la creencia de que la gente les facturó su destino.
No ha habido un día que no intenten transgredir las libertades personales y la estabilidad de la sociedad con jaladas de los cabellos, una tras otra, colmando la paciencia incluso de sus subordinados políticos, los que ya no tienen argumentos para sostener la acumulación de basura política que Morena produce excesivamente.
Un ejemplo, es lo que declaró Porfirio Muñoz Ledo, antiguo estratega ideológico de Obrador, cuando advierte que el gobierno perdió rumbo y quiere conducir al país mediante la legislación aprobada por Morena “a la disolución de la República”. Y Muñoz sabe lo que hay en juego, porque él era diseñador de un régimen socialista, solo que Obrador ya no lo quiere cerca desde hace tiempo, tiene otros aduladores. Aumentar los años de permanencia de Zaldívar en la Corte, es una arbitrariedad que tiene implicaciones en cascada en el orden constitucional de la división de poderes, el alma de la estructura orgánica de una república democrática.
La respuesta de Obrador a todas luces infundada, fue contraria. Él afirma que es constitucional hacer de la Carta Magna un chicle.
La gente de Morena no entiende la trascendencia de hacer modificaciones al texto constitucional, tampoco lo hacían los anteriores, solo que las de hoy son evidentemente desestructuradoras para la República.
De por sí no se entiende que la Constitución es: “el acuerdo político de los factores reales de poder” como lo definió Ferdinand Lasalle. No es por tanto una ley grandota, sino un acuerdo de identidad política. Es mucho más que simples reglas, es una manifestación de quienes somos, porqué estamos juntos, que queremos y como nos organizamos para evitar el abuso de poder, entre otras cosas.
Por eso al absurdo de añadir más reformas que responden a caprichos del gobierno en turno, -desde 1917 más de 741 reformas en 136 artículos-, mientras que Estados Unidos un país mas antiguo, solo tiene 27 enmiendas, lo que le caracteriza como estable, firme y serio; todavía se pretende descomponer mas nuestra Constitución, con el aumento de dos años extra para el presidente de la Suprema Corte, alteran reglas de otros poderes, que por cierto no impulsaron la iniciativa, lo que explica la frivolidad manipulatoria del intento.
Otra fumada de Morena, que se ha aplicado en países dictatoriales como China, Venezuela o Afganistán, es la ley para implantar un padrón para incorporar a todos los usuarios de la telefonía celular con sus datos biométricos. Se argumenta centralizar por parte del gobierno y las empresas telefónicas esta información, que destruye la privacidad y pone en riesgo la seguridad de las personas, dicen, con el fin de ubicar maleantes.
Otra enorme mentira porque si algo distingue conceptualmente al crimen organizado, es su vinculación indisoluble con alguna o algunas ramas del estado; por lo que es falso que desconozca la autoridad la ubicación y operaciones de las pandillas.
Una simple evidencia demuestra que no quieren datos de tu teléfono para combatir el crimen; porque el 95% de las extorsiones telefónicas son desde celulares que son utilizados en las cárceles, que se supone están prohibidos pero que nadie realmente los prohíbe, de hecho, los alquilan los custodios. Así que, a otros con ese cuento.
En el 2011 Monreal el autor de la Ley decía antes de una similar, que atentaba contra las libertades básicas, y ahora, él la receta; después de la evidencia que el padrón de votantes del entonces IFE, , tan cuidado, se vendió al mejor postor y eso que no eran datos biométricos.
Lo bueno es que el juez federal Juan Pablo Gómez Fierro, ya otorgó la primera suspensión contra el padrón de Celulares. Y Obrador les echa a los jueces de su ruco pecho.
Pero las regadas de Morena son extensivas a más no poder, se lanzaron contra la libertad de cultos y contra el derecho de los padres de educar a sus hijos y normarlos éticamente. Quieren que, una burocracia del gobierno ponga a hijos contra padres, contra educadores, contra sacerdotes y pastores; a quienes encarcelarían si intervienen en sus problemas de identidad sexual ¡hágame el favor!
Esa ley, la tienen los de Morena en espera de sorprender sacándola, cuando nadie en la cámara lo espere. Los de la diversidad sexual quieren cuotas de poder político, y no se vale que, de lo íntimo, hagan una ostentación aberrante, de algo que debe ser privado; y que compete a su conciencia y a Dios que los ve… ¿Por qué no les dan cuotas de poder a los minusválidos, a los ciegos, a los judíos o a los evangélicos? Si de minorías se trata, ¿verdad que es absurdo?
Y no sigo porque son muchas las torpezas, como esa de imprimir sobre las rodillas, el texto gratuito para la niñez mexicana con la doctrina educativa batjiana de Stalin, el asesino de 30 millones de disidentes rusos; enseñanza rechazada por otros comunistas como Kruchev. Ni menciono que en una mañanera reciente un youtuber, llamó al autócrata, con el cursi título de “rayo de luz”. Tampoco hay espacio para comentar el plan de incorporar al padrón electoral, -por eso le estorba el INE-, a millones de centroamericanos a quienes quiere enganchar con el fracasado programa de sembrando vida….
Por eso y más seguramente van a perder.