¿Él te vendió un santo?

Por. Ah-Muán Iruegas

Es una verdad reconocida que Felipa Obrador y Pío López Obrador, prima y hermano del señor presidente de la República, son un par de cacos… Mientras que el presidente Obrador, desde luego, es un santo.

En su narrativa, AMLO te quiere vender una versión de sí mismo, donde él mismo es un ser al mismo tiempo humilde, probo, heroico, honesto, valiente… y digno de ser honrado por los demás -si no es que idolatrado-. Adiestra a su feligresía para que diga que es un honor honrarlo…

El culto a la personalidad, se maquila en Palacio Nacional todos los días a las 7 am. El tipo se vende a sí mismo como poco menos que un santo. Pero alguno alzó su velo, mostrando todo lo que hay detrás.

El referido santo, le hizo el milagro de aparecerle cerca de 90 millones de pesos a su hermano preferido, Pío López Obrador… para un estadio de béisbol -en plena pandemia. Es lo bonito de luchar por los pobres.

Otro acto milagroso de nuestro Santo, fue aparecer 150 millones de pesos en un préstamo de recursos del gobierno, para uno de los feligreses favoritos del santo, Epigmenio Ibarra. El angelito Ibarra, después de toda una vida de zalamería para con “el Mesías”, obtuvo el citado préstamo gubernamental de un banco del Estado (es decir, le prestaron a su empresa dinero de nuestros impuestos) para producir más espantajos artísticos, como las “narco-telenovelas” que acostumbra producir Don Epigmenio.

Sus feligreses afirman que el hijo de Macuspana, es poco menos que un Mahatma Gandhi, más que un Mandela y poco menos que Jesucristo. Eso lo hizo el señor Attolini, ahora candidato de Morena a tal o cual puesto.

Por amor al puesto, los fieles de la 4T rezan oraciones, cantan odas e interpretan toda clase de ridiculeces y gesticulaciones, con tal de obtener el favor del Mesías, que recompensa generosamente a sus pajecillos.

Pero no le digan al Mesías Tropical que lo opaca el Papa. Aquel señor, más tropical que nunca, se puso a gemir ante las cámaras, en sus días de jefe del gobierno capitalino, cuando la visita del obispo de Roma le quitó los reflectores de la prensa.

Y hoy, nuestro santo, nuestro arcángel, sacó su espada. A los primeros que desgració fue a los más débiles: los niños con cáncer. Luego se siguió de filo contra las feministas, los “conservadores”, los intelectuales, la prensa, los fifí, los empresarios y últimamente, el Instituto Nacional Electoral.

El problema es que este santo, será muy santo pero no es un verdadero político. Un político promedio, genera acuerdos. Pero este hombre no es un político, sino que, como ya mostramos “supra”, este sujeto se siente que es un santo. Tal vez se quiera inmolar, o “auto-crucificar” un día de estos…

Y Felipa es Nuestra Señora de la Cuevita –en realidad la Señora de la Cuevita es una deidad en Iztapalapa-. Pero en su cuevita, la señora Felipa tiene 300 millones, cuando menos…

Pío, desde el nombre, nacido para la santidad… Y cada vez que sube las escalinatas de su estadio de beisbol, se acerca más y más a los cielos.

No es un santo, son tres. Albricias.

Si sumamos a Felipa, Pío y Andrés Manuel, como resultado tenemos a tres, repito, tres santos en la familia Obrador. Y así somos dichosos, y “estamos” orgullosos y podemos irnos en paz…

 

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