Jorge Miguel Ramírez Pérez.
Lo único bueno que se le veía al candidato de Morena para Sinaloa, Rubén Rocha Moya, era la posibilidad de destruir el nocivo cacicazgo que tiene sometida a la Universidad Autónoma de Sinaloa desde el 2005.
La principal universidad del estado, se ha convertido en un serrallo político. Toda su fuerza intelectual, su producción técnica y académica y la formación de liderazgos; se ha rebajado para hacer el triste papel de mimetizarse en un partidito local, el llamado Partido Sinaloense, uno desabrido, sin luces, carente de ideología seria… en fin: un bodrio, donde profesores, autoridades, alumnos y trabajadores de la Universidad, son obligados a hacerle de capataces, de activistas promotores del voto, de acarreados, solo para sostener las candidaturas, léase los privilegios personales, de la pandilla que lleva 16 años usando para sus fines y ambiciones personales el dinero de las arcas universitarias.
Por obra y gracia de caciques llegó el químico especialista en exámenes de sangre, Melesio Cuén, a la rectoría de la máxima casa de estudios sinaloense; seguramente bajo el padrinazgo de la secuela de porros que la UAS, como otras universidades de México, se mantienen en el poder.
En este caso, el químico Cuén, ostenta una maestría de lo más patito, con el rimbombante nombre de “potencial humano” del Instituto Desafío de Celaya, que da pena ajena.. Un golazo a la UAS, desde una casucha del tipo de las de los factureros de las estafas.
Y aunque se ha dicho que la UAS no estuvo en la estafa maestra, de todas maneras la Auditoría Superior de la Federación, en julio pasado le hizo observaciones que no se sabe si fueron solventadas, porque lo único que han difundido, fue una conferencia entre el Auditor David Colmenares, Concheiro, el subsecretario de Educación y Sergio Valls, representante de la ANUIES, y excolaborador de Colmenares, con el actual rector.
Por eso se pensaba que Rubén Rocha, quien había sido rector, rescataría la UAS, pero… ¡oh sorpresa! el candidato de Morena, se alió y se acabaron las diferencias, porque seguramente en la realidad, eran más fuertes las coincidencias en la búsqueda del poder a toda costa y con el costo que sea, aunque los jóvenes tengan que ser víctimas de una educación mediocre; porque a los profesores y alumnos lo que se les califica es su lealtad al partido, y no su capacidad que los forme como profesionistas útiles y de bien para Sinaloa y México.
Tal vez el proyecto sea instaurar en Sinaloa, una burda universidad como la autónoma de la Ciudad de México, que ostenta el último lugar de calidad de todas las universidades públicas; y cuyo origen se remonta al primer gobierno de la 4 t, en la capital de la República. Ya casi nadie se acuerda de ese sonado fracaso, digno de Ripley, por lo increíble de la ocurrencia.
Luis Echeverría, el personaje que fue presidente de México e inspiración de los que aspiran a demoler las instituciones del país, fue uno de los primeros en crear universidades, según él, por decreto.
Las universidades se necesitaban, pero con carreras específicas, no con las que no tuvieran mercado de trabajo. Lejos de pensar que habría que producir un profesorado capaz que impulsara la educación, la ciencia y la tecnología; Echeverría en su capricho, improvisó docentes, y mareado con las corrientes comunistas, decidió que las universidades debían ser de “izquierda” porque los chilenos que recogió, que generaron el desastre de Salvador Allende, así se lo impusieron. Echeverría con dotes intelectuales muy limitadas, creía que ser de izquierda era ser inteligente y no todo lo contrario, como lo demuestra la historia.
Las universidades en México por eso no son autónomas, eso es un cuento. En primer lugar, dependen 100% de los impuestos de los contribuyentes; y desde Echeverría, han estado en manos de vividores en su inmensa mayoría. Y si se dedicaran realmente a investigar y crear innovación, obtendrían regalías de las patentes y servicios reales a la economía; así se sostienen muchas universidades en el mundo, que en verdad son prestigiadas y reconocidas, no por congresos tercermundistas de alabanza propia, que es vituperio.
El Partido Sinaloense, si no fuera por la UAS, no sacaría ni cien votos. Todos sus votos son forzados, por amenaza.
Y por lo mismo es el voto más caro que hay, porque se confunde con el del presupuesto de la UAS, como si México fuera un país, que apenas sale a los albores de la civilización, sin instituciones ni roles diferenciados, sino organismos tribales, porque el que la hace de jefe de la tribu, es a la vez el chamán, el guerrero, el que almacena el alimento, etc.; así en la alianza de Rocha y Cuén, no se sabe qué papel juega cada uno: ¿quién es el jefe y quien el subordinado? ¿Qué partido es la UAS, de Morena o del PAS, o todo lo contrario?