Ni una hojita en Powerpoint

Rubén Cortés.

El mensaje para todos es muy sencillo: si el morenista Salgado Macedonio fue incapaz de hacer una laminita en Powerpoint, para notificar sus gastos de precampaña a gobernador, ¿cómo rayos podría transparentar sus gastos como gobernador?

Porque hizo precampaña, eh: Salgado y los otros pretendientes de Morena a la gubernatura, tapizaron Guerrero de especulares y realizaron decenas de actos para promocionar sus aspiraciones que, finalmente, Morena satisfizo a dedazo en favor de Salgado. 

Esto no se puede olvidar ahora que, de un momento a otro, el Tribunal Electoral (que hasta ahora votó siempre con los intereses de Morena) va a ratificar o rechazar la decisión del INE, de retirar la candidatura de Salgado, porque no reportó gastos de precampaña.

El órgano electoral de Guerrero también le retiró el registro a Salgado, por lo mismo. Es decir, el senador con licencia es tan mal hecho (o tan displicente) que no se tomó el trabajo de escribir un papel con sus gastos, los que él quisiera poner, como exige la ley.

Sí: los que él quisiera poner, porque después esos gastos tendrían que ser revisados. Pero al menos para salir del paso, que es lo que suele hacer el propio gobierno federal, como en la encuesta de Gobernación el dos de diciembre pasado. 

Sí: aquellas láminas en Powerpoint de una encuesta telefónica con la cual la secretaría que antaño llevaba la política interna del país, reveló que 71 por ciento de los mexicanos apoya al Jefe del Ejecutivo. “Cualquiera puede hacer una encuesta”, puntualizó éste. 

O sea, Salgado ni siquiera tuvo voluntad, o el mínimo de modestia para imprimir una hojita de papel, cumplir las normas y ya después, ver qué pasaba, sabiendo que su partido (que ejerce el poder de manera redonda) tiene las herramientas para resolver el tema. 

Pero, además de poco transparente, la lucidez de Salgado deja mucho qué desear: un político que enfrenta al menos cinco acusaciones judiciales por violación sexual, no tiene otra ocurrencia que aplicar la fuerza para amedrentar al Tribunal. 

De por sí, un político debe mostrar ecuanimidad, moderación, más aún si tiene el poder, como Salgado, pues él pertenece a la cúpula original el grupo político que gobierna hoy en México. Pero, más todavía, debe mostrar todo eso si está acusado de ser violento. 

Pero, en vísperas de la sesión del Tribunal, paga 40 camiones llenos de simpatizantes para que se desquicien la CDMX, con plantones para exigir que “se le devuelva” la candidatura de Morena a la gubernatura de Guerrero. 

Un político de ese talante, a quien menos ayuda es a su jefe el presidente, quien se la ha jugado por él.

A lo mejor Salgado no debería de estirar tanto la liga.

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