Rubén Cortés.
El caso judicial en que se convirtió la reforma socialista del gobierno a la industria eléctrica acabará en la Corte, y la Corte hará constitucional la reforma socialista del gobierno en la industria eléctrica. Porque la Corte es una operadora más del presidente.
Es la misma Corte que el 1 de octubre le aprobó al presidente la reforma para juzgar a los expresidentes, de lo que a él se le ocurra, lo que uno de los ministros consideró:
“Un concierto de inconstitucionalidades para el acceso a la justicia, persecución de los delitos y el Estado de Derecho, lo cual implica la afectación de los derechos humanos de todas las mexicanas y los mexicanos”.
La Corte es una de las instituciones del Estado de Derecho garantes para que el actual presidente ganara las elecciones, aunque un mes antes de ganarlas la denigró en campaña:
“¿Saben de algo que hayan hecho los de la Suprema Corte en beneficio de México, se han enterado de algo que hayan resuelto a favor del pueblo? Nada”.
Sólo que ya la Corte no está conformada por la mayoría de los ministros que hicieron guardar la Constitución para propiciar elecciones limpias, vigiladas e imparciales que permitieron al actual presidente dirigir los destinos de los mexicanos.
En su primer año, el presidente se adueñó de más de un tercio de los 11 ministros que integran la Corte. De saque, colocó a Yasmín Esquivel, esposa de José María Riobóo, el contratista privilegiado de la CDMX, cuando el presidente fue Jefe de Gobierno.
El constructor José María Riobóo es en la actualidad uno de los dos asesores del presidente, quien ha colgado a su cuenta de Twitter reuniones con su gabinete, con fotografías adjuntas en las que aparece Riobóo en primera fila.
Después entró Juan Luis González, quien fue titular del Tribunal Superior de Justicia de CDMX, durante la Jefatura de Gobierno del actual presidente, quien lo valoró también para que fuera su Fiscal General en esta administración.
Luego llegó Margarita Ríos-Farjat, quien era titular del Servicio de Administración Tributaria. Es decir, formaba parte del actual equipo de gobierno del Jefe del Ejecutivo: era su subordinada para fondear los programas sociales del gobierno.
La cereza del pastel es el titular de la Corte, Arturo Zaldívar, quien, junto con Esquivel, Alcántara y Ríos-Farjat, le aseguran al Jefe del Ejecutivo cuatro de los 11 votos requeridos para tirar cualquier controversia de constitucionalidad.
Fue el presidente quien colocó a Zaldívar al frente de la Corte, gracias a la operación de la mayoría parlamentaria de su partido, cuyos coordinadores pasaron aceite para conseguirlo, pues Zaldívar no tenía los votos necesarios para ser designado.
Entonces la reforma eléctrica va. Y de que va, va.
Pues, como todo.