Francisco Garfias.
Los diez gobernadores de la Alianza Progresista se pusieron en guardia ante lo que ven venir. En la inusual carta que enviaron ayer al presidente López Obrador, dejan muy claro que no van a permitir el “abuso” del poder central.
Los diez califican de “inaceptable” el uso de las instituciones de justicia para perseguir adversarios o silenciar críticos; y confiesan su preocupación por las “agresiones” enderezadas en contra de la Auditoría Superior de la Federación.
En doce párrafos manifiestan su “absoluta solidaridad” con el mandatario panista de Tamaulipas, Francisco Javier Cabeza De Vaca, amenazado de desafuero, y advierten que defenderán a cualquier integrante de la Alianza Federalista que sea atacado desde el poder central.
Está claro que si el propósito del presidente López Obrador es dividir al país y desprestigiar a las instituciones que le hacen contrapeso, ya lo logró.
A la crispación política que acabamos de describir hay que agregar una economía con crecimiento negativo, el desempleo creciente, la pésima gestión de la pandemia (allí están las estadísticas para el que lo dude), y un promedio de 97 homicidios al día en el 2020.
En el menú de la 4T hay también un presunto violador que quiere ser gobernador por el partido en el gobierno; y una mayoría de mujeres indignadas por la nula sensibilidad del gobierno federal ante las agresiones de las que son víctimas.
Coctail peligroso.
Los gobernadores rebeldes aceptan, eso sí, el Acuerdo Nacional para la Democracia propuesto por AMLO para tener unas elecciones limpias, a condición que el presidente comprometa “en serio y sin dobleces” a todos los niveles de gobierno y los poderes de la Unión. “Debe adoptarse bajo la autoridad del INE”, señalan.
En rueda de prensa celebrada en la ciudad de Monterrey, los gobernadores pidieron también el retiro de los servidores de la Nación de la campaña de vacunación. “No se requiere un ejercito de activistas electorales”, dijo el michoacano Silvano Aureoles.
El gobernador anfitrión, Jaime Rodríguez, alias El Bronco, no tuvo empacho en declarar que el doctor Manuel de la O, secretario de Salud de Nuevo León, asumió, desde ayer, el control de las vacunas en la entidad “aunque se enojen el general o teniente, y los servidores de la Nación, que complican todo”.
Los gobernadores aliancistas son, además de Silvano, El Bronco y Cabeza de Vaca, son Enrique Alfaro, Jalisco, Miguel Angel Riquelme, Coahuila; Javier Corral, Chihuahua; Ignacio Peralta, Colima; Martín Orozco, Aguascalientes; José Rosas Aispuro, Durango; y Diego Sinhué, Guanajuato.
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Luis Donaldo Colosio Riojas, aspirante del MC a la alcaldía de Monterrey, está bajo asedio. Lo paradójico es que esa “guerra sucia”, como la llaman en el partido naranja, la encabeza su competidor en las urnas, Francisco Cienfuegos, candidato de la alianza PRI-PRD, integrante del grupo del ex gobernador Rodrigo Medina.
Cienfuegos está aferrado en sacar de la contienda al hijo del priista emblema con chanchullos que sólo demuestran su temor a enfrentarlo en las urnas.
“Activaron un montón de misiles para descarrilarlo”, nos dice la fuente de Movimiento Ciudadano.
¿Cuáles son esos misiles? Primero fue el tema de la residencia. No pudieron. Otro es un mini-desafuero que le quieren hacer a Luis Donaldo, diputado con licencia en el Congreso local, vía una unidad de transparencia controlada por Cienfuegos.
Esa unidad tiene tres expedientes. Los tres son contra Colosio. “Le tienen pavor”, nos aseguran.
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A Marcos Bucio lo conocí en la campaña de Francisco Labastida en el 2000. Era uno de los generales de la campaña del candidato priista a la presidencia de la República.
Zoe Robledo le acaba de nombrar Secretario General del IMSS. Entra formalmente el primero de marzo. Sabe que se sacó la rifa del tigre. La pandemia puso al Instituto en el ojo del huracán.
¿Cómo procesaste el cambio del PRI a la 4T? le preguntamos.
“Renuncié al PRI en el 2006. Me he movido como un profesional respetuoso de las instituciones. Labastida me enseñó que hay que gobernar para todos los mexicanos, sin mirar colores o partido. No hay incongruencia”, respondió.
FIN.