Rubén Cortés.
Esta semana decidió el futuro de México:
1.- En política:
El día en que se reunieron los presidentes de Canadá y Estados Unidos (nuestros socios ricos y desarrollados del T-MEC), nuestro presidente se reunió con el de Argentina, país en quiebra económica hace 17 años.
2.- En economía:
El debate nacional fue si, con la cancelación del NAIM (por orden del presidente), fueron a la basura mil millones de pesos (como dice el presidente) o tres mil millones, como comprobó la ASF. Un debate sobre montones de lana derrochada, de nuestros impuestos.
3.- En democracia:
Se aterró el Auditor Superior de la Federación (que según la Constitución es independiente) porque el presidente le dijo que sacó mal las cuentas del dinero derrochado en el NAIM. Y el auditor “se retractó”, al estilo de los “retractados” en el comunismo.
Una semana en que México se alejó de los socios con los que obtiene 1.2 billones de dólares y 50 mil millones en remesas, para liderar en Latinoamérica el Socialismo del Siglo 21, que ya convirtió a Venezuela en el país más pobre del mundo. Más que Haití y Nigeria.
Un liderazgo que había adelantado (el tres de noviembre de 2019, en La Habana) el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro:
“Hay que seguir la trayectoria política de López Obrador, porque junto con Alberto Fernández en Argentina va a jugar un papel clave en el hemisferio, porque están gestando una nueva configuración geopolítica en la región”.
Y Fernández lo dejó claro en su visita de esta semana:
“Que México y Argentina estén unidos es un deber que tenemos. Que encaren un futuro común, y que esto ayude a la América Latina es una obligación que tenemos para trazar un eje que una a todo el continente”.
Una semana en que en México el Estado comenzó a ser dueño de los medios de producción, tal cual plantea el marxismo leninismo (como en Cuba, Venezuela, según diseñó la URSS) al excluir a los particulares en la producción de energía y que la produzca el Estado.
La semana en que el presidente de México espantó a los inversionistas extranjeros, al afirmar que “es mejor que se vayan a otro lado”. Al fin que podemos sobrevivir solos, pues lo que sobra aquí son nopaleras para nopalitos; y piñas y piloncillo para tepache.
Una semana histórica, que tendremos que memorizar, porque juntó momentos de definición que se dan en los países sólo cada 50 o 60 años: cuando nos alejamos de Norteamérica para desempeñar el papel que nos destinó Maduro aquel tres de noviembre de 2019, en La Habana:
“Encabezar el segundo frente que se levanta brillante en el horizonte de América Latina”.
Eso elegimos.
No lo olvidemos.
Por favor.