Jorge Miguel Ramírez Pérez.
Se asevera que el propósito de la alianza Va por México, es restarle o quitarle el control político y por lo mismo, de las decisiones que afectan a la generalidad, al partido Morena y a sus aliados. En otras palabras, perseguir el equilibrio que hoy está cargado del lado del partido gobernante.
Visto desde ese punto de vista, técnicamente, el propósito serviría a darle fluidez al sistema político nacional y a elevar la capacidad de negociación en materia legislativa. Se rebasaría el interés particular de cada partido, para compartir distritos en los que elevarían hipotéticamente la votación, esperando que los ciudadanos pudieran apreciar y comprender también el propósito, aunque las dudas nadie tuvo la atención de aclararlas y difundir extensivamente sus razonamientos, mas allá de entender que institutos moribundos, recibían respiración artificial, de parte de un grupo de ciudadanos que por cierto fueron rampantemente excluidos.
Porque la alianza fue motivada desde una plataforma, la de Sí por México que concentraba diversas expresiones civiles, donde la Coparmex, una de ellas, y sus cuadros, eran los principales promotores, y al final, se limitaron a observar que, los acuerdos entre los tres partidos tradicionales, el PRI, el PAN y el PRD coincidieran en el mayor número posible de los 300 distritos uninominales.
El Consejo General del INE en un principio, aprobó 176 fórmulas que recientemente se han elevado a 219, el 73% del total de los distritos en competencia. El PRI tiene 77 distritos electorales, el PAN, 72 y el PRD 70. Sorprende el número tan similar entre ellos. No se sabe si podrán avanzar hasta conseguir el total de los 300.
Por su parte cada partido ha ido elaborando sus listados de diputados federales plurinominales, exhibiendo el interés de los dirigentes y sus allegados, por ocupar las posiciones que tienen altas probabilidades de integrar la cámara. Es decir, no dejaron títere con cabeza, se comieron todo, como dicen, a la filosa, familias sobre representadas, como la de la secretaria general del PRI Carolina Vigniano, ella, su esposo el exgobernador Moreira, hermano del otro exgobernador de nombre Humberto; y el hijo de la funcionaria, los tres van en las listas preferentes, las VIP. Los caciques como los Murat, donde José Nelson Murat Kaasab, exgobernador de Oaxaca fue el principal armador de los nombres, donde incluyó a otro de sus hijos, aparte del que gobierna actualmente Oaxaca. Por cierto, Murat, el impresentable exgobernador, fue el artífice junto con Osorio Chong de las hipermochadas para la aprobación de las reformas peñistas.
Todos, junto con Alejandro Moreno, son del mismo grupo solo por mencionar a los que hacen cabeza, ya que por espacio, ocuparían gran parte de la columna.
Los panistas también se sirvieron con la cuchara grande y Marko Cortés un dirigente que no ganaría un distrito uninominal en su natal Michoacán, se aventó la puntada de armar todas las listas plurinominales, con el objetivo de lograr su reelección.
El PRD le sobraron espacios y se arregló con el PRI, mediante algunos beneficios para que rémoras de ese partido, ahora aparecieran con el sol azteca. Ya deben estar practicando los discursos mexicas, los collares de flores y las danzas chamánicas.
Lo cierto es que la Alianza que al principio despertó entusiasmo, sirvió fundamentalmente para que ocuparan los listados, los nombres que representan los elementos rancios de cada partido. Gente que ya ha sido muy jugada y cuyos perfiles precisamente son los que llevaron en el 2018, a rechazar de parte de los votantes, a esos partidos que están renuentes a todo y cuyo interés es única y exclusivamente retener posiciones proporcionales, sin ningún interés por el triunfo electoral, menos por otros objetivos.
En unos cuantos días los dirigentes partidistas aliados, han dado muestras de no entender la coyuntura que se presentaba, para constituir una opción de equilibrio gubernamental que sería la recomendación de los expertos, no solo para plantear una pluralidad, sino también para enriquecer el debate y las legislaciones del país.
El resultado no requiere mucha imaginación. No hay estrategia, lo único es ocupar un cachito de poder. No llegaron a más.
Además, la presencia preponderante de Murat en las designaciones, anuncia que el único que trae estrategia es él, que quiere ser candidato en el 2024, o meter a su hijo. Para eso, los designados del PRI que serán una minoría, van a votar siempre que se necesite en contra de sus aliados de hoy.