Rubén Cortés.
El sistema de gobierno cubano (aprobado por el presidente de México al endiosar a su fundador) prohibió esta semana el ejercicio privado de 124 profesiones: arquitectura, abogacía, periodismo, investigación científica…
También: producción de cine, gestión de pompas fúnebres, contabilidad, galerista de arte, armador de vehículos y, muy en especial, todo lo relacionado con pensar y provocar pensar: “Actividades artísticas, de entretenimiento y recreativas”.
Sobre el creador de ese sistema, el Jefe del Ejecutivo mexicano cree que: “Condujo a su pueblo a la verdadera independencia, para nosotros Fidel Castro es un gigante que condujo a su pueblo a la auténtica y verdadera independencia”.
Lo que para el presidente una “auténtica y verdadera independencia” es en realidad un dominó que se tranca rápido: sí, Cuba garantiza educación gratuita, pero prohíbe que ejerzas en beneficio propio lo estudiado. ¿Independencia? ¿Auténtica?
Es uno de los temas inquietantes de este gobierno y sus operadores ciegos: la fascinación por los sistemas de gobierno rufianes, abusadores, autoritarios y prohibidores.
Sus operadores ciegos, como el librero de Palacio, Taibo, quien le dice al presidente sobre los empresarios: “Andrés, que chinguen su madre. ¡Exprópialos!”; y sobre sus opositores: “Su destino final va a ser el cerro de las campanas donde serán fusilados por traidores”.
Pero la simpatía no es sólo de adolescentes emocionales como el librero del régimen: el gobierno mexicano vota a favor del de Venezuela en todos los foros internacionales, y el gobierno de Venezuela es una dictadura.
Una dictadura señalada en Naciones Unidas por “crímenes de lesa humanidad”, que ha asesinado a cinco mil 94 opositores políticos y detenido sin órdenes judiciales a otros tres mil 479, “todo eso ejecutado de conformidad con las políticas del Estado”.
Ese gobierno (por el que el de México vota a favor en todos los foros internacionales) “usa la tortura contra sus críticos para extraer confesiones o información, contraseñas telefónicas y de redes sociales, o para obligar a una persona a incriminarse a sí misma”.
Y están igualmente ahí las simpatías de sus operadores ciegos, como el Partido del Trabajo por la dictadura de Corea del Norte, al que elogia en su página web (pagada con nuestros impuestos) como “una sociedad muy organizada”.
Según el PT, “el proyecto socialista de Corea del Norte está prácticamente intacto y a quienes hemos visitado ese país nos impresiona cómo trabajan sus habitantes”.
Operador ciego (el PT) que maneja 75 guarderías en 18 estados y recibe del gobierno hasta 500 millones en el presupuesto para operarlas; y le cancelaron una investigación de la FGR 100 millones de pesos que supuestamente lavó en guarderías de Monterrey.
Uf, esos operadores ciegos: terribles. Porque son un peligroso clan de vendedores de almas al diablo.
O se las regalan.