¡De Camargo a San Fernando!

Raúl Flores Martínez.

Por décadas Tamaulipas ha sido el centro de atención de las autoridades por los constantes enfrentamientos e interminables escisiones del crimen organizado que solo cambian de nombre, jefes y estructura de sicariato.

El Cártel del Noreste y Cártel del Golfo con sus diferentes escisiones, son las organizaciones criminales que predominan en este estado del norte del país, un estado donde la masacres de indocumentados, es una constante.

Primero fue San Fernando en agosto de 2010, el saldo fue de 72 ejecutados, 58 hombres y 14 mujeres, la mayoría provenientes de Centroamérica que al pasar por tierra en ese momento Zeta, les quitaron la vida sin que hasta el momento los culpables hayan sido encarcelados.

Ahora Camargo, el pasado 22 de enero, 19 migrantes en su mayoría de Guatemala fueron ejecutados y quemados para borrar todo tipo de pistas que dieran con los agresores; sin embargo, las pistas son contundentes y apuntan a policías en activo y funcionarios del Instituto Nacional de Migración.

Este Instituto que está podrido desde sus cimientos, no es desconocido que, en el INM, se han tejido en diversas organizaciones dedicadas a la Trata de Personas, funcionarios que por dólares arreglan o venden documentos para estar libres en el país.

La pregunta es ¿Por qué Tamaulipas?

Sencillo, la disputa por este estado fronterizo que tiene diversas rutas para el trasiego de droga a Estados Unidos y de regreso a México, una ruta más para el tráfico de armas.

La disputa encarnizada y la división de la principal organización criminal en su momento denominada “Los Zetas”, se dio con la detención de Miguel Ángel Treviño, “El Z-40” en 2013, para entonces este cártel se dividió en el Cártel del Noreste y Vieja Escuela.

El CDN ganó notoriedad con su brazo armado la “Tropa del Infierno” que a sangre y fuego se disputa diversas plazas del estado, incluso han retado de manera abierta a integrantes del ejército y Marina.

De acuerdo con la Información Filtrada, Juan Gerardo Treviño Chávez, alias el “Huevo”, sobrino de Miguel Ángel Treviño Morales, es el líder del Cártel del Noreste y controla los municipios de Nuevo Laredo, Monterrey (Nuevo León) y Texas (EEUU). Se le acusa de tráfico de drogas, homicidio, asociación delictuosa, y se ofrece una recompensa de 2 millones de pesos a quien proporcione información por su captura.

Mientras que Agustín Ordorica López, líder del Cártel del Noreste, opera en Nuevo Laredo, en el estado de Nuevo León, y al sur de Texas, en Estados Unidos.

En el caso del Cártel del Golfo, algunas figuras relevantes generadoras de violencia, son Humberto Alejandro Uribe Mendoza, el “Pawa”, jefe regional en el municipio de San Fernando, Ernesto Sánchez Rivera, apodado la “Mierda”, “Cuate” y/o “M22″, Héctor Sánchez Rivera, la “Mami” y/o “M1″, líderes de la célula delictiva Los Metros del Cártel del Golfo en Reynosa.

Pablo Misael Ramos Lara, alias el “Pantera”, sicario del Golfo. En los municipios de Camargo, operan los hermanos César Morfín, “Primito” y Álvaro Noé Morfín, “R-8″, este último ubicado también en Nuevo León y Jalisco, donde buscaría una alianza con el CJNG.

José Martín Cárdenas ocupa el número ocho de los objetivos prioritarios del gobierno de Tamaulipas. Alias “Chiwilly” opera en Matamoros para el Cártel del Golfo.

Estos grupos tienen dentro de sus filas a policías en activo de los tres niveles de gobierno, así como funcionarios del INM quienes pasan fotografías e información, cuándo se tienen a migrantes que han caído en sus operativos.

Camargo y San Fernando, son solo dos casos de los múltiples secuestros y muertes que tienen los migrantes centroamericanos que tienen la mala fortuna de pasar por el narcoestado, conocido como Mataulipas.

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