Carlos J. Pérez García.
Dormir, tal vez soñar. Y pensar que con un simple sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que forman la herencia de la carne… Así decía aquel meditabundo príncipe de Dinamarca hace más de cuatro siglos, y en ocasiones hay quienes buscan la muerte, pero sus familiares no suelen estar de acuerdo y, en general, casi nadie quiere morirse.
Miren, sí, la muerte es sólo un sueño en el que no despiertas… ojalá que sin pesadillas. Empieza la eternidad un día, pero los demás no.
Las pérdidas traen tristeza a los que sobrevivimos. Algunas eran inevitables, otras no, y hoy se ve desolación en las calles de las ciudades de nuestro país. Incluso la gente que aún no ha perdido familiares cercanos, está consciente de los sufrimientos de muchos que sí y, aun desde lejos, trata de acompañarlos en su pena pues la nueva mortalidad nunca podrá ser aceptada como nueva normalidad.
Hay fallecimientos que pueden resultar más lógicos por edad, enfermedad o mayores riesgos, pero ninguno es aceptable incluso en los fenómenos naturales de inundaciones, terremotos y epidemias. Sobre todo, cuando es obvio que las autoridades no hicieron lo que debían haber hecho antes y a lo largo de ellos… las desgracias se acrecientan por evidentes errores y omisiones de los gobiernos.
Aceptan ya que nunca previeron que esto fuera a ser tan prolongado y tan dañino o doloroso, por lo que no dispusieron apoyos suficientes a pequeñas y medianas empresas que no han podido sobrevivir, con graves repercusiones sociales y económicas. Son meses y años de tristeza profunda, demasiadas muertes de personal médico y de todos, enfermos que esperan en las calles, millones de desempleados, empresas fallidas al empeorar la economía, ilusiones que naufragan en el pinche desconsuelo.
No hay la menor duda de que este virus no se originó en nuestro país ni fue creado por el gobierno, como lo niegan sin necesidad los defensores de la 4T. Sin embargo, las grandes deficiencias probadas en la gestión oficial de la pandemia causaron descuidos, más errores, confusiones, omisiones de la gente, y sin duda ha habido decenas de miles de muertos adicionales a los que podían preverse.
En su carácter autónomo, el INEGI difunde ahora que en la mayor parte del 2020 los fallecidos por Covid han sido 44% más que los reconocidos por la Secretaría de Salud (452 frente a 312 en promedio diario), con lo que la cifra actual no estaría alrededor de 156,000 sino de 190,000 a 225,000, y a mediados de año rondaría el medio millón de no haber correcciones eficaces. Igual, el rector de la UNAM precisa que la pandemia ha rebasado ya al país.
De hecho, uno tras otro, los cuestionamientos al manejo gubernamental de la pandemia se han venido confirmando, tal como se observa en el excelente libro ‘Un daño irreparable: la criminal gestión de la pandemia en México’, de L.A. Ximénez-Fyvie. Nada que celebrar, mucho que lamentar, y creo que esto se irá a tribunales.
* DICEN QUE SE VOLVIÓ una vacilada el proceso para seleccionar la candidata del partido Morena a la gubernatura de San Luis Potosí. La persona que lo preside a nivel nacional va de tumbo en tumbo, y en efecto algunos estados andan peor.
Con la convocatoria original se inscribieron 10 hombres y 3 mujeres, mientras que la segunda excluyó los aspirantes más sólidos al restringirse sólo a mujeres (fueron 18). Las cuotas forzadas tienen pros y contras, aparte de que ya se han diferido en tres ocasiones las fechas para seleccionar a 4 que, se dice, deberán competir en una encuesta a población abierta.
Más que ser tan caóticos, podrían tramar algo para favorecer a quien tiene más relación con el presidente, no tanto experiencia laboral y conocimiento del estado (lealtad, no capacidad). Estos días servirían para que se dé a conocer y reduzca su desarraigo, a la vez que quedaría menos tiempo de protestas.
Pero, ojo, habrá que ver si ahora y en la votación constitucional los potosinos aceptan estas faltas de respeto a partir de decisiones centralizadas y unipersonales, cuando se requiere un gran gobernante, ya sea hombre o mujer. Deseo, créanme, que todo eso no se confirme.
@cpgarcieral