José C. Serrano.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sostuvo su primera llamada oficial con su homólogo estadunidense, Joe Biden, el viernes 22 de enero de 2021,con motivo de su asunción como primer mandatario del vecino país. La llamada tuvo lugar en la casa del empresario regiomontano Alfonso Romo Garza, quien renunció formalmente a su cargo como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República el pasado 2 de diciembre.
De acuerdo con un comunicado difundido el mismo viernes por la Presidencia y la Cancillería, ambos mandatarios hablaron sobre la agenda bilateral: migración, pandemia por Covid-19 y la cooperación económica entre las dos naciones.
AMLO estuvo acompañado durante el acto protocolario por el canciller Marcelo Ebrard Casaubon, el anfitrión Alfonso Romo Garza y la traductora de la Presidencia, Lilia Rubio. Una fuente gubernamental difundió la fotografía en la aparecen los aludidos. AMLO y Ebrard, riendo a mandíbula batiente. Cabe preguntarse, ¿a qué se debe tanta alegría, si en este país todo está del carajo?
También mueve a la curiosidad saber por qué la llamada se hizo desde la casa de un particular, y no desde el despacho presidencial. ¿Será que AMLO acudió a la mansión del gurú Romo en busca del consejo que lo saque del atolladero? ¿Sigue Romo, amparado por el poder omnímodo, que le permite operar a distancia, moviendo los hilos que manipulaba desde la Oficina de la Presidencia de la República? Son preguntas para La Araña.
La Oficina de la Presidencia de la República es un órgano administrativo que apoya directamente al primer mandatario de México para el cumplimiento de sus tareas y para el seguimiento permanente de las políticas públicas y su evaluación periódica.
Va un poco de historia: el 6 de diciembre de 1988, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari firmó el acuerdo por el que se crea la Oficina de Coordinación de la Presidencia de la República; el titular es designado directamente por el presidente. El 4 de junio de 1992 se modifica la denominación del órgano administrativo, quedando sólo como Oficina de la Presidencia de la República; se agregan a sus responsabilidades establecer mecanismos de coordinación con la Dirección General de Asuntos Jurídicos y con la Dirección General de Comunicación Social.
Como jefe de la oficina en el gabinete de Carlos Salinas de Gortari fungió José Córdoba Montoya desde el 6 de diciembre de 1988 hasta el 30 de marzo de 1994; lo sustituyó Santiago Oñate Laborde desde el 5 de abril de 1994 hasta el 30 de noviembre del mismo año.
Durante el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León, el jefe de la oficina fue Luis Téllez Kuenzler, del 1 de diciembre de 1994 hasta el 22 de octubre de 1997. El resto del sexenio el puesto quedó vacante. En el sexenio de Vicente Fox Quesada del 1 de diciembre 2000 al 30 de noviembre de 2006, la Oficina de la Presidencia de la República fue borrada del organigrama de la Primera Magistratura del País.
Felipe de Jesús Calderón Hinojosa revivió el órgano administrativo. Juan Camilo Mouriño Terrazo fue el titular del 1 de diciembre de 2006 hasta el 16 de enero de 2008. Entró al relevo Gerardo Ruiz Mateos del 16 de enero de 2008 al 6 de agosto del mismo año. Lo sustituyó Patricia Flores Elizondo del 6 de septiembre de 2008 al 30 de noviembre de 2012.
En el sexenio de Enrique Peña Nieto, Aurelio Nuño Mayer, ocupó la titularidad de la Oficina de la Presidencia de la República, del 1 de diciembre de 2012 al 27 de agosto de 2015; fue sustituido en el cargo por Francisco Guzmán Ortiz, del 28 de agosto de 2015 al 30 de noviembre de 2018.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, designó en el cargo a Alfonso Romo Garza, quien lo ocupó del 1 de diciembre de 2018 hasta el 2 de diciembre de 2020. Tras la renuncia del empresario, AMLO aclaró que el regiomontano continuará como su principal enlace con el sector privado y, al parecer, así es. Precisamente el viernes 22 del mes en curso ambos concurrieron a una cena ofrecida por empresarios de Monterrey.
Todo lo visto hace suponer, que Romo Garza sigue siendo un oportuno bateador emergente.