Rubén Cortés.
Con el ingrediente nacionalista contra Estados Unidos, la bazofia diaria de propaganda del presidente subirá 20 rayitas, en su convencimiento de que a sus gobernados les fascina la bazofia: ayer, por ejemplo, tenía 60 por ciento de popularidad en Mitofsky.
En el año definitivo para radicalizar su gobierno, el choque con Washington es parte del tránsito hacia un régimen como el de Venezuela, según la hoja de ruta trazada por Cuba para un eje La Habana-México-Caracas.
El presidente sí sabe lo que hace. Lo demostró con el baile que le dio a Trump en dos años. Porque su servilismo fue expresión máxima de la personalidad ladina, de quienes aparentan sumisión, pero en realidad están un paso por delante de los demás.
Jamás dio nada a Trump. En cambio, Trump no se metió en que él construyera aquí un régimen casi de partido único, mando de un solo hombre, fin de contrapesos institucionales, manga ancha a Ejército y narco, erosión del Estado de Derecho, incumplir el TLC…
Aparentemente le dio a Trump (que fue lo único que éste le pidió) servirle de perseguidor de migrantes, pero con eso también hizo un negocio redondo, porque la mayoría de sus gobernados desprecia a los migrantes.
En julio de 2019 (cuando el presidente aceptó ser la migra de Trump) una encuesta de Reforma indicó que:
—El 51 por ciento de los mexicanos aprueba que las Fuerzas Armadas combatan a los migrantes.
—El 55 por ciento de los mexicanos quiere que deporten a los migrantes.
—El 64 por ciento de los mexicanos cree que los migrantes son una carga para México.
Los seguidores del presidentes son como los de Trump. Una encuesta publicada en julio de 2019 por The Washington Post indicó que:
—El 41 por ciento de los estadounidenses aprueba que se usen más patrullas de guardias fronterizos para combatir a los migrantes.
—El 41 por ciento de los estadunidenses quiere que los deporten.
—El 37 por ciento está a favor de la construcción de un muro fronterizo con México.
En eso, el presidente mexicano no falla: no hace nada que disguste a sus mayorías. Y las encuestas le dijeron que sus mayorías no quieren a los migrantes, como no quieren el aborto, ni a los gay, la mariguana, los matrimonios igualitarios.
En eso consiste el populismo: en que el gobernante conozca a la inmensa mayoría de sus gobernados. Por eso viene el enfrentamiento con Estados Unidos, porque la mayoría de sus gobernados tiene odio y resentimiento hacia Estados Unidos.
Aunque de allá vivan en buena medida, con 40 mil millones anuales en remesas y 1.2 billones anuales en comercio del T-MEC. Así es esa inmensa mayoría de personalidad ladina.
Es la verdad.