Alejandro Rodríguez Cortés*.
Nos guste o no, el destino de la economía mexicana está atado a la de Estados Unidos de América, nuestro vecino del norte, nuestro principal socio comercial, nuestra propulsión o nuestro lastre.
Andrés Manuel López Obrador lo sabe, aunque sus prejuicios ideológicos lo hagan lanzar señales encontradas sobre una relación binacional de mutua convivencia que vale unos 600 mil millones de dólares al año, escenario en el que un día el presidente de México apoya vehementemente la ratificación del nuevo TMEC y otro ordena la revisión o incluso cancelación de contratos ya firmados para la construcción de infraestructura energética o de plantas industriales.
Ese fue el breve juego de la mal llamada Cuarta Transformación durante los 2 primeros años del sexenio mexicano que fueron los últimos 2 del cuatrienio de Donald Trump, a quien lo único que pareció interesarle de nosotros fue su agenda migratoria con claros fines político electorales. Acaso nos lanzó amenazas arancelarias que desaparecieron cuando México aceptó hacer el trabajo sucio de llevar hasta su frontera sur la contención de inmigrantes provenientes de Centroamérica.
Esa es otra de las muchas coincidencias de un par de mandatarios populistas que privilegian su permanencia en el poder sobre los temas relevantes de una de las agendas bilaterales más extensas y complejas del mundo.
Pero Trump ya se va y el mandatario mexicano parece que apostará a la confrontación con el nuevo gobierno del presidente Joe Biden. ¿Les parece poco no reconocerlo triunfador electoral, regatearle una felicitación, ofrecer asilo a Julian Assange, promover una ley de limitación a agentes de seguridad en territorio mexicano y, finalmente, hacer público el documento de una investigación criminal de la DEA a quien culpa incluso de fabricar delitos en contra de un general del Ejército Mexicano?
Donald Trump hizo política para reelegirse, cosa que no consiguió, y López Obrador parece estar pensando solamente en la elección intermedia de junio de este año. ¿Será una bandera electoral la vuelta de un discurso ultranacionalista y antiestadounidense? ¿Será Biden el nuevo enemigo que necesita para su discurso polarizador y aparentemente rentable entre los electores mexicanos?
Si es así, dejará de lado el camino de la recuperación económica, que pasa necesariamente por propiciar las condiciones para una relación comercial fluida y para la atracción de inversiones productivas hacia nuestro país. De confirmarse esta hipótesis, se repetirá -con mucho peores condiciones- el escenario de 2019, en donde sin pandemia México dejó de crecer aunque que nuestro vecino sí lo hizo a un ritmo razonable, pese a la desaceleración mundial previa al Covid-19.
Las decisiones equivocadas del primer año de gobierno obradorista pasaron factura. Pero ésta será mucho más costosa si se insiste en ello y peor aún si no tratamos de engancharnos a la recuperación norteamericana y creemos que el rebote del PIB mexicano previsto para 2021 sea suficiente luego de lo que será la peor recesión en mucho tiempo, con un indicador cercano al -10% en el comportamiento del producto nacional.
Si bien nos va, México crecerá un 3 por ciento en este año y no cabe duda que Estados Unidos lo hará en mayor proporción. Y luego volveremos a los 2 por ciento anuales que no nos permitirán regresar a los niveles con que AMLO recibió el país hace 2 años.
¿Será que Palacio Nacional ya da por descontado que será un sexenio perdido en materia económica? Las señales lo sugieren y la realidad pone en la mesa pretextos “ideales” para evadir la responsabilidad del desastre de la recesión: la propia pandemia y el perverso imperio yanqui.
Total, si no hemos de crecer hay que mantener la mayoría legislativa que permita mantener a flote la supuesta transformación de la vida pública en México, donde la felicidad de recibir dádivas es más importante que el desarrollo económico estructural, la generación de riqueza, el emprendedurismo y la disponibilidad de empleos para toda la población.
¿Ya tiramos la toalla?
*Periodista, comunicador y publirrelacionista
@AlexRdgz