Patricia Betaza.
No se necesita ser matemático, analista o agorero para sentir que el Covid19 y las muertes están cada vez más cerca. En un lapso de dos semanas escuchamos de más vecinos, amigos y familiares padeciendo el SARS-CoV-2 o lamentando la muerte de alguien cercano. Se estruja el corazón al escuchar que una familia completa está infectada. Facebook parece obituario. Twitter también es fuente de la enfermedad y la muerte. El Covid19 satura pláticas y chats. Es la peor pandemia que ha enfrentado la humanidad en más de un siglo. El SARS-CoV-2 nos vino a demostrar que no hay certezas. Algunos peor que otros, pero la mayoría de los gobernantes se han visto rebasados por la potencialidad del contagio y por lo impredecible del comportamiento del virus. Lo que hemos visto también es la resistencia social de acatar las reglas básicas para tratar de contenerlo: el cubrebocas y la sana distancia. El cansancio es evidente en todos, hasta en el más optimista. Jóvenes, niños y personas adultas nos vemos rebasados por el aburrimiento de estar conviviendo con los mismos desde hace casi un año. Y aunque ya las vacunas dan cierta esperanza aún no pasa la peor. Son muchos los expertos que habían advertido del costo en enfermedad y muerte que dejarían las reuniones y festejos navideños y en el caso de México, eventos como el Buen Fin. En el Valle de México, centro de la pandemia en nuestro país, los hospitales están saturados, así como los crematorios, los distribuidores de oxígeno, lugares donde se realizan las pruebas gratuitas… El exsecretario de Salud, Salomón Chertorivski, escribió en Reforma que “la suspensión generalizada de actividades en la capital se pospuso hasta el 18 de diciembre, exponiendo a la población de la Ciudad al contagio masivo, en un momento de intensa aceleración de la epidemia”. Hay que leer completo el artículo de Chertorivski que no tiene desperdicio por los datos que aporta. Mientras escribo esto, leo un tuit de un médico de Monterrey que dice “En 30 minutos ya me han llegado 4 pacientes a urgencias agonizando con diagnóstico de Covid, no somos indiferentes, no somos inhumanos, no nos falta ética, NO HAY DÓNDE ATENDERLOS”.
Estamos en la segunda semana de enero, así las cifras de este domingo: Un millón 534 mil 39 casos acumulados y 133 mil 706 defunciones. Por si esto fuera poco, de Tamaulipas llega el informe oficial del primer caso de una variante más agresiva del coronavirus. La muerte no descansa. La alerta viene de la lideresa más reconocida en el manejo de la pandemia, la canciller de Alemania Angela Merkel, lo peor está por venir. El momento exige más fortaleza y solidaridad.