Raúl Flores Martínez.
Una de las malas cualidades de la mayoría de los mexicanos, es el valemadrismo ante circunstancias, como la pandemia de Covid que sume cada día más en la desesperación y el quiebre de negocios en el país.
Nuevamente los mexiquenses de la zona conurbada, esas mujeres y hombres de acero que creen o consideran que nunca se podrán contagiar de este virus que ha causado la muerte hasta este día de 119 mil 495 personas que, en algunos casos, no creyeron que podrían contagiarse.
Apenas llevamos cuatro días de semáforo rojo en el Estado de México y las cosas siguen igual, mexiquenses sin usar cubrebocas, haciendo fiestas a diestra y siniestra, incluso comercios que abren sus puertas de manera clandestina para vender sus productos.
Todos aquellos que tienen negocios, saben de la necesidad que se tiene para abrir su pequeño, mediano o gran negocio; sin embargo, aquellos que no tienen nada que perder, son los que están más tercos en no utilizar las medidas sanitarias.
Ejemplos, ayer realice un recorrido por los municipios de Valle de Chalco y Chalco, para documentar la apertura de todos los negocios no prioritarios, como venta de ropa, gimnasios, talleres mecánicos, bares, etc.
No digo que esté mal, lo que sí critico, es la falta de empatía de esos ciudadanos que siguen sin ponerse el cubrebocas; si esos ciudadanos “ejemplares”, utilizaran las medidas sanitarias, además de no hacer fiestas, créame que ya estaríamos en color verde y todo sería mejor.
Sin embargo, esto es solo una falacia, sin temor a equivocarme algunos mexicanos, solo hacen las cosas cuando tienen una recompensa económica o una ganancia, si no hay ganancia hay rebeldía.
En los próximos días le pondré en este espacio una lista de lugares y direcciones, donde se llevan a cabo fiestas privadas con más de 200 personas los viernes y sábados en la ciudad de México y Estado de México, sobre todo en la zona conurbada.
Para que se lleven a cabo estas fiestas, hay complicidad de algunas autoridades municipales y de la capital del país que pasan por su mordida de va de los 3 a 5 mil pesos, dependiendo de la zona donde se llevan a cabo.
Así son algunos mexiquenses que se creen de acero, que jamás se van a contagiar, lo peor es que están matando a sus propios seres amados y seguirán alargando una cuarentena de muerte y encierro.
