Francisco Garfias.
El caso omiso a los exhortos de quedarse en casa y evitar aglomeraciones ya tuvo consecuencias en el Valle de México. A partir de hoy estamos de en semáforo rojo
El repunte en los contagios, la saturación en los hospitales, la disminución de ventiladores disponibles; las escenas de muertos en la calle que no habíamos visto en este país, obligaron a las autoridades a decretar la dolorosa pero obligatoria medida.
Desde hoy hasta de 10 de enero se suspenden las actividades no esenciales en la Ciudad de México y los municipios conurbados del Estado de México.
El anuncio lo hicieron conjuntamente la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y el gobernador Alfredo del Mazo, en conferencia con el doctor Hugo López Gatell.
El repunte del coronavirus es tan grave que el propio Hugo López Gatell no tuvo más remedio que reconocer la utilidad de llevar el cubrebocas.
“Es muy importante como mecanismo para reducir la propagación del virus”, dijo el polémico subsecretario de Salud.
En los próximos 22 días la venta de alimentos será exclusivamente de entrega o para llevar. Adiós a las compras navideñas. Los comercios permanecerán cerrados.
Volverán a cerrar cines, teatros, gimnasios, clubes deportivos, hoteles, centros comerciales, tiendas departamentales, antros y bares.
La CANIRAC, integrada por empresarios del sector restaurantero, hizo publico un comunicado en el que asegura que, sin apoyos, casi 8 de cada diez restaurantes podrían quebrar a consecuencia del semáforo rojo.
Tan sólo a final del año se calcula que pueden cerrar, en todo el país, 122 mil restaurantes y perderse 450 mil empleos.
“El golpe final para muchos comerciantes”, dijo José Manuel López Campos, presidente de Concanaco Servytur.
Los actividades que permanecen, apegadas a estrictos protocolos, serán transporte, manufactura, salud, servicios funerarios, construcción, financieros, telecomunicaciones, y proveedurías, entre otras.
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Al ex gobernador priista de Jalisco, Aristóteles Sandoval, lo mataron por la espalda en el baño de un bar de Puerto Vallarta, Jalisco. Tenía apenas 46 años.
Ni los 15 guardaespaldas que los “protegían”, ni los carros blindados en los que se movía impidieron la ejecución del hombre que gobernó Jalisco del 2012 al 2108.
Un cobarde asesinato que confirma no solo el estado de indefensión que prevalece en México, sino el poder derivado de la impunidad que tienen las las cada ves más atrevidas bandas criminales.
Ese poder lo vimos en el pasado mes de junio con el frustrado intento de asesinato del secretario de seguridad pública del CDMX, Omar García Harfuch, en las Lomas de Chapultepec.
En ese atentado participaron 28 personas divididas en cuatro grupos.
Lo volvemos a ver con la ejecución de Aristóteles Sandoval en el otrora tranquilo Puerto Vallarta, un bello lugar bajo control del temido Cártel Jalisco Nueva Generación.
La Fiscalía del Estado dice que la escena del crimen fue alterada por los empleados del bar en el que se cometió el homicidio. ¿Amenaza o complicidad?
Reportes de la prensa jalisciense aseguran que la policía llegó al lugar casi una hora después.
En el caso García Harfuch, el resucitado secretario levantó el índice hacia el CJGN.
Aun no hay señalamientos en el de Aristóteles, pero la tensa relación que el ex gobernador tuvo al inicio de su sexenio con ese cartel, tras el asesinato de su secretario de turismo; y el intento del fiscal de Jalisco, Luis Carlos Nájera, ponen bajo la lupa a esa organización criminal.
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De Tulum, Quintana Roo, nos llegan noticias de un naciente movimiento ciudadano de apoyo a David Ortiz Mena López, presidente de la Asociación de Hoteles, para la presidencia municipal de esa turística localidad.
Sus simpatizantes afirman que el nieto de don Antonio Ortiz Mena ha encabezado, desde hace un par de años, esfuerzos para pavimentar tanto la zona de Akumal como la hotelera.
“Es un buen perfil si se quiere ciudadanizar la política y manejar eficientemente los públicos”, aseguran.
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Nos vamos de vacaciones. Arsenal se volverá a publicar el cinco de enero del 2021.
FIN.