Francisco Garfias.
La Ciudad de México se ha convertido en la meca del coronavirus en el país. Las estadísticas reflejan una situación dramática que debería llevar a las autoridades locales a poner en rojo semáforo, sin detenerse en cálculos político-electorales.
La resistencia de Claudia Sheinbaum a decretar medidas severas y, por lo mismo, antipopulares, ofrece argumentos a la oposición, que ya la acusa de negligencia y subordinación hacia el presidente López Obrador.
Es el caso del pronunciamiento que hizo ayer el MC, a través del ex secretario de Salud, Salomón Chertorivsky.
El hoy encargado de coordinar los esfuerzos del partido naranja en la capital de la república, utilizó las estadísticas oficiales para respaldar su afirmación de que la CDMX se ha transformado en “el epicentro de la pandemia”:
Sin regatear que en la capital ha hecho un gran esfuerzo –aunque tardío– por realizar pruebas, el mandato de usar cubrebocas “ha sido inhibido por la insensatez presidencial”.
Van los números que utilizó Salomón para sustentar sus dichos:
–248 mil contagios confirmados, lo que representa el 20 por ciento del total en el país.
–4 mil 382 hospitalizaciones hasta ayer. La capacidad hospitalaria en la Ciudad está al límite.
–El promedio diario de hospitalizaciones se ha triplicado en sólo una semana: 180 todos los días.
–18 mil 663 muertes que representan el 11 por ciento del total de defunciones por Covid 19 en el país.
–Han desaparecido 32 mil 493 negocios en CDMX y, según el INEGI, se han perdido, a noviembre, 198 mil empleos.
“El día de hoy la propia jefa de gobierno no tuvo los arrestos para impulsar nuevos instrumentos y se limitó a hacer un llamado urgente, mediante el cual transfiere la responsabilidad a la ciudadanía”, remató Chertorivsky.
La situación es tan grave que el mismísimo Hugo López Gatel dijo ayer que en la CDMX “estamos en alerta” por Covid 19. “No basta con no salir a las calles. Lo importante es evitar las reuniones”, subrayó.
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No hay duda de que el fundamento estratégico del presidente López Obrador para controlar al país es el viejísimo “divide y vencerás” usado por el emperador romano Julio César.
México, no hay duda, está polarizado. En la 4T vivimos la versión contemporánea de la lucha de clases. El “pueblo bueno” vs la “minoría rapaz”. Liberales vs conservadores. Chairos vs fifís.
Al presidente López Obrador le ha funcionado esa vieja estrategia, a juzgar por lo que nos dicen las encuestas.
Oraculus, empresa que promedia todas las mediciones, le da un 62 por ciento de aprobación.
Una automedición que el presidente dio a conocer el primero de diciembre dice que el 71 por ciento de los mexicanos quieren que siga gobernando.
En la oposición –no en toda— avanza la idea de que el antídoto contra la división propiciada desde Palacio son las alianzas opositoras. Y es que de esto se trata la política, de sumar voluntades.
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El Jefe Nacional del PAN, Marko Cortés, hizo pública una carta en la que le dice “sí” a la integración a su partido de liderazgos y miembros de México Libre, asociación que encabezan Margarita Zavala y Felipe Calderón.
“Son bienvenidos al esfuerzo democrático todas las mujeres y todos los hombres libres que decidan sumarse al esfuerzo presente y reto futuro”, dice la misiva.
El jefe panista destaca que la propuesta programática de México Libre tiene grandes coincidencias con la plataforma electoral que recientemente aprobó el Consejo Nacional del azul, por lo que promoverán una campaña de valores humanistas.
Y luego de dejar claro que hoy la mirada del PAN está puesta en el 2021 y no en el 2024, Marko dice que su partido hace todo lo que está en sus manos para frenar el retroceso económico, de seguridad e institucional que registra el país.
¿Y qué decir de la iniciativa de la Alianza Federalista por la inversión que ayer firmaron los diez secretarios de economía de las entidades que la integran?
Para alcanzar esa meta protocolarizaron la firma de la agencia de promoción e inversión denominada “Invest in Mexico Facilitation Board A.C.”
Esta agencia tiene como meta, entre otras, cubrir el vacío dejado por la desaparición de instituciones claves para la atracción de inversiones nacionales y extranjeras.
FIN.