Guillermo Ucha Cabadas*.
Con especial dedicatoria a las y los integrantes del CINED. Mi más sincero agradecimiento con todas y todos ustedes por su trabajo y dedicación. Sigamos trabajando y construyendo en colectivo juntas y juntos.
Termina el 2020, un año complicado para todas y todos los mexicanos. Aunque a muchas personas les guste negarlo, el COVID-19 llegó para quedarse y, pese a que ya estamos viviendo las consecuencias sociales, económicas, sanitarias y políticas derivadas de su llegada, todavía no conocemos los alcances que llegará a tener a largo plazo en nuestras vidas y en nuestro país.
No cabe duda que el 2021 nos recibirá con mucha incertidumbre. El gobierno federal y algunos gobiernos estatales han tomado decisiones que, lejos de darnos esperanza, nos han llenado de inquietud y sospecha. Nombramientos de funcionarios incapaces, renuncias de los pocos con experiencia y aptitud, recortes a programas prioritarios, aumento de presupuesto a obras faraónicas, escándalos de corrupción, priorizar la mal llamada “reactivación económica” sobre la salud y la vida y la negativa de acatar las más sencillas medidas sanitarias son características que han definido a estos gobiernos.
Pero no todo es culpa del Ejecutivo. La oposición, esa que debería estar luchando por los intereses de las y los mexicanos, la que debería ser un contrapeso al poder presidencial, ha decidido enfrascarse en proyectos individuales, haciendo a un lado el bienestar y el futuro colectivo, publicando discursos de reclamo llamativos para la opinión pública, compartiendo contenido en redes sociales sobre cómo están luchando en contra de las decisiones autoritarias y destructivas, pero llenándonos de esperanzas vacías, sin visión a futuro, mucho menos con visión de estado.
En estas condiciones llegamos a las elecciones del 2021, las más grandes en la historia moderna de México.
Además, llegamos con sorpresas: alianzas partidistas inéditas. En esta columna entendemos la necesidad de la reflexión política previa a tomar una decisión electoral. Es por ello que compartiremos algunas reflexiones que consideramos necesarias para empezar este complicado proceso electoral.
Diciembre empezó con sorpresas. El anuncio de la alianza opositora entre el PAN, el PRI y el PRD ha molestado a algunos y ha sido aplaudida por otros. Esta unión entre quienes se consideraron rivales políticos por décadas preocupa al inquilino de Palacio Nacional y a su partido, morena, ya que, de acuerdo con una encuesta recién publicada por GEA-ISA, morena cuenta con un 24% de intención de voto contra un 22% de la alianza PAN-PRI-PRD. Para muchas personas esta alianza resulta atractiva, sobre todo para quienes se oponen a las decisiones tomadas por el Ejecutivo federal y por su partido en los estados y en la Cámara de Diputados y el Senado de la República. Sin embargo, también ha sido criticada por expertas y expertos y por integrantes de estos institutos políticos.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo podrán hacer alianza agrupaciones con ideologías tan diferentes?, ¿El unirse entre opositores fortalece el discurso presidencial de “ellos contra nosotros” o “los malos contra los buenos”?, ¿Cómo garantizar la unión y los acuerdos cuando no han podido cerrar filas para las votaciones importantes en el Senado y en la Cámara de Diputados?, Con ideologías tan diferentes, ¿qué tipo de proyecto se construirá a futuro? ¿Será de izquierda, de derecha, de centro o de qué tipo de ideología?, ¿Qué mecanismos de participación ciudadana contiene esta alianza?, ¿No sería una mejor opción ir solos y crear e impulsar perfiles frescos?.
Por otro lado se encuentran los partidos afines a la mal llamada cuarta transformación. Morena y sus aliados del PT y PVEM lucharán por mantener la mayoría en la Cámara de Diputados y por aprovechar las ventajas electorales que tienen en algunas entidades federativas. Sin embargo, las decisiones equivocadas de postular a candidatos reprobables y señalados de corrupción como Ricardo Gallardo en San Luis Potosí por el PVEM y Layda Sansores en Campeche por Morena han llevado a que los integrantes de la “4T” vayan solos. Además, el actuar de algunos superdelegados resulta descarado, en donde 7 de ellas y ellos han solicitado licencia a su cargo para buscar la gubernatura de sus estados bajo señalamientos e investigaciones por presuntos actos de nepotismo y promoción indebida de su imagen con recursos públicos.
Además, debemos tener en cuenta que participarán nuevos partidos afines al Presidente López Obrador: Redes Sociales Progresistas, cercano a Elba Esther Gordillo, Fuerza Social por México y el Partido Encuentro Solidario, anteriormente conocido como Partido Encuentro Social, quien llevó a Cuauhtémoc Blanco a la gubernatura de Morelos.
Asimismo, es necesario mencionar la decisión de Movimiento Ciudadano de ir solo en estos comicios federales. Además, la recién anunciada alianza entre el partido naranja y la iniciativa AHORA planea ser una opción fresca para la ciudadanía. ¿Los naranjas podrán posicionarse como una opción diferente?, ¿Cómo manejarán los señalamientos de incongruencia?, ¿Podrán solucionar el conflicto que tienen en Nuevo León y mantener a una de sus figuras más importantes, su proyecto a futuro, dentro de sus filas?, ¿Podrán llevar a las calles el mismo esfuerzo que hacen en redes sociales?.
Entre tanta incertidumbre, la única certeza que tenemos es la necesidad de desarrollar una voluntad deliberada de participar en los asuntos públicos y de transformar los procesos de toma de decisiones en las instituciones de nuestro país. No podemos esperar a que llegue una persona o que salga un partido para que mejore nuestra situación. Es por ello que te invito, ciudadana y ciudadano, a involucrarte y a participar activamente en los asuntos públicos. ¿Cómo puedes hacerlo? Platicaremos sobre los mecanismos de participación ciudadana en la siguiente entrega de esta columna.
*Asesor Legislativo en el Senado de la República y Presidente del Consejo Interuniversitario Nacional de Estudiantes de Derecho, A.C.
