Rubén Cortés.
“Si van a quebrar, que quiebren; que asuman la responsabilidad los socios o accionistas”. Se cumple con creces esta sentencia del presidente a los pequeños y medianos negocios que sostienen a la clase media mexicana: ya quebró un millón.
Se acuerdo con el Inegi, el año 2020 empezó con 4.9 millones de micro, pequeñas y medianas empresas en el país (en las que trabajaban casi tres millones de personas), pero a tres semanas de que cierre el año solo sobreviven 3.9 millones.
La caída del PIB por debajo de cero en 2019 había provocado un conteo de protección a la clase media mexicana (cercana a los 50 millones de personas), pero la ruina económica por la pandemia la ha puesto camino al fuera de combate.
Según la firma de investigación de mercados Nielsen, el 80 por ciento de la clase media del país registró este año una baja del 80 por ciento en sus ingresos. Son las personas que ganan unos 60 mil pesos al año.
La baja provocó, además, que los padres de la mitad de los estudiantes procedentes de la clase media no pudieron pagar más la escuela privada y fueron para colegios públicos a recibir clases a través de la señal de Televisa, Azteca, Milenio, Imagen…
Y un millón de estudiantes universitarios de escuelas privadas quedaron obligados a migrar al sistema público, porque sus familias no tienen dinero para pagarles la colegiatura, y los planteles han quebrado o están a punto.
Esa cifra de jóvenes afectados habría sido menor si el gobierno hubiese apoyado a las escuelas privadas a que dejaran de pagar impuestos por la pandemia, obtengan plazos en el pago de luz, agua y teléfono, o que no pagaran de momento ISR.
Todo esto no hace más que continuar incubando el desastre general que le espera al país en 2021, aun cuando el presidente promete que en marzo todo irá bien, como prometió que en este mes la salud publica de México sería simular a la de Dinamarca.
Porque, según el Inegi, 94.1 por ciento de las empresas no recibió ningún apoyo por parte del gobierno, el cual siguió la hoja de ruta marcada por el presidente en abril: “Si van a quebrar, que quiebren; que asuman la responsabilidad los socios o accionistas”.
Los apoyos del gobierno fueron reservados para los 22 millones de personas que tiene registradas en los programas corporativos de captación del voto, a quienes adelantó cuatro meses de pagos en los diferentes rubros de recursos que les son entregados en mano.
Es decir, para 2021 la clase media mexicana menguará más aún, porque será la más dañada por el decrecimiento de menos nueve en el PIB.
Una clase media raquítica.