El Atlético de Madrid sumó la séptima victoria consecutiva en Liga después de imponerse al Real Valladolid (2-0) en el Wanda Metropolitano con goles de Thomas Lemar y Marcos Llorente, para asaltar el liderato en el regreso del mexicano Héctor Herrera a la titularidad, quien jugó todo el partido y recibió un cartón preventivo.
‘El papel lo sostiene todo’, decía Diderot, y seguramente los apuntes del ‘Cholo’ Simeone dibujaron -antes del encuentro- un guión parecido al que vivió ante el Valladolid. Volvió Luis Suárez, -estuvo cerca del gol- no hubo lesionados, certificó su fortaleza como local y amplió sus sensaciones ligueras a siete días de citarse con el máximo rival.
El Atlético no ha estado por debajo en el marcador durante toda la temporada -en Liga- y este sábado repitió dominio, portería a cero y versatilidad en sus jugadores, sobre todo en un Marcos Llorente que está a un nivel estratosférico y de un Lemar, que llevaba un año y medio sin marcar, y parece que ha vuelto a sumarse a la causa.
Hay diferencias al equipo de hace unos meses, el de antes de la pandemia y el histórico partido de Liverpool. El equipo colchonero no deja de crecer y ha cambiado su discurso, eso es evidente, sabe cocinar a fuego lento las ocasiones, tener paciencia y resolver cuando toca.
Lemar fue el encargado de inaugurar el marcador diez minutos después del descanso tras una jugada magnífica de Trippier. El lateral inglés, que lo juega absolutamente todo, metió un balón peligrosísimo al corazón del área y Suárez, que no llegó, dejó vía libre a Lemar, que de primeras marcó sin poco ángulo para establecer el 1-0.
Y, a cuarto de hora para el final, llegó el segundo y definitivo en una jugada personal de Llorente, que logró su séptimo gol desde la reanudación del futbol por la pandemia. Se libró de un rival, encaró a Masip y marcó con la pose del gran delantero tras una conducción exquisita en velocidad. El cambio de ritmo fue impresionante.
Ahí murió el partido, los de Sergio González apenas inquietaron la meta rojiblanca y solo un remate de Marcos André pareció incomodar a los de casa. Trippier taponó el disparo y no llegó a tocar los guantes de Oblak. Algún acercamiento esporádico y alguna entrada fuera de lugar, obra de Roque Mesa, que jugó los minutos finales pasado de revoluciones, pero nada cambió el marcador.
EUROPA PRESS