Patricia Betaza.

Encierro, miedo a enfermarse, miedo a decir que tengo COVID19 y esperar que la gente juzgue; miedo a perder el empleo, a no tener con qué pagar la enfermedad, miedo a confrontarme con quienes convivo. Son muchos los miedos que se sienten a lo largo de nueve meses de pandemia. Y esto ya se refleja en el aumento del consumo de alcohol, drogas, medicamentos como antidepresivos y ansiolíticos -de estos últimos aún no se tienen cifras-. Gady Zabicky, Comisionado Nacional contra las Adicciones, dice que de lo que se tiene certeza es que ha aumentado el consumo de bebidas alcohólicas especialmente entre las mujeres.

Gady Zabicky: ” Por ejemplo un registro de los Centros de Integración Juvenil nos decía que ha habido un incremento de más del 30 por ciento en el consumo de alcohol, que es bastante significativo”.

Explicó que la brecha mujeres- hombres se ha ido acortando y se ha reflejando aún más en los últimos meses, “una de las cosas que más nos preocupa en el área de la adictología es que la diferencia entre hombres y mujeres se va acortando muy dramáticamente, y las chavas y los chavos de las secundarias y preparatorias ya consumen de todo y al mismo nivel. Sabemos que en la pandemia se ha incrementado, como dato concreto, el consumo de alcohol diario”.

El Comisionado Nacional contra las Adicciones reconoce que aún no se tienen datos concretos sobre el consumo de otras sustancias psicoactivas como la marihuana, de la que está en camino a legislarse- y otras drogas duras. Y la razón es contundente. “Es difícil de reconocer, pero es una verdad que las estructuras en el entramado de lo que es el trasiego del tráfico de drogas duras, tiene tanta fuerza y está tan bien elaborado que no vimos grandes cambios o en cuanto al mercado y a la accesibilidad que tienen las personas que utilizan sustancias como el cristal, metanfetaminas y algún otro opioide que han estado disponible a lo largo de la pandemia”.

Además de toda la problemática descrita que implica esta emergencia sanitaria inédita para la humanidad, también están las muertes de personas cercanas que han impactado en la salud psicoemocional reconoce el doctor Zabicky. Organismos internacionales advierten como una próxima pandemia de enfermedades mentales, pero para Zabicky es una aseveración difícil porque también se ha visto que tras terremotos, otras catástrofes naturales o inclusos las guerras, la población humana es capaz de sobreponerse de la tragedia y se ve un surgir de creatividad, de empeño, de colectividad para contrarrestar la adversidad, lo que se conoce como capacidad de resiliencia.

En un recorrido que hicimos durante este fin de semana por las colonias Juárez, Roma, Polanco y Del Valle, vimos una gran cantidad de personas en restaurantes, parques y calles. Lo mismo que en áreas del Estado de México como La Marquesa. Se observó una gran cantidad de personas, aquí la mayoría, sin cubrebocas ni sana distancia. Cierto, la pandemia está cansando demasiado. El repunte en consumo de alcohol y otras drogas puede ser un reflejo de ese cansancio. Lo peor es que mientras no haya una vacuna disponible para la población, la pandemia no tiene fecha de término. El cansancio ya se refleja en aumento de contagios, de hospitalizaciones y muertes. Y tal vez aun no pasamos lo peor.

En la LÍNEA DE LA VIDA, las personas pueden encontrar ayuda los 365 días del año las 24 horas del día. El teléfono es 800 911 2000.

 

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