Carlos J. Pérez García.
Ya se va definiendo el proceso hacia la gubernatura en San Luis Potosí con los precandidatos, las alianzas y los métodos de selección. No parece tan complejo aunque (casi) todo puede cambiar de pronto.
Pero, ojo, además de los aspirantes, están interesados los empresarios y algunas amas de casa, así como no pocos que buscan un empleo y, claro, quienes tienen la conciencia intranquila hoy o a lo largo de años. Habrán incluso los que piensen en el futuro del estado y, bueno, ojalá participen de diversas formas.
Miren, muchas cosas son muy distintas a las de hace 10 o 20 años, empezando por la importancia de las redes sociales para bien y para mal; igual, las restricciones que marca la pandemia. Y, de manera similar, la conciencia política de los votantes es mayor ahora.
Los sondeos y las encuestas formales podrán jugar un papel relevante y deberán entenderse mejor sus alcances e interpretaciones, sobre todo al ser aplicadas a la población abierta que es parecida a la que votará en la elección constitucional del 6 de junio. Eso sí, ojalá los ciudadanos se interesen.
El gobierno actual heredó, y tratará de legar, no sólo elementos positivos sino negativos aunque nuestro mundo no será el mismo hacia el infinito. La corrupción e impunidad son cada vez más inaceptables, y la gente ya quiere hechos más allá de las palabras.
En fin, a la lista de 17 precandidatos en mi artículo de la semana pasada se pueden agregar otros como Marco Gama y Francisca Reséndiz. Entre los independientes, levantan la mano Javier Posadas, Juan Carlos Machinena, Gerardo de la Rosa y Arturo Segoviano.
La política ha desilusionado, pero desentenderse de ella no arregla nada. Lo más importante podrá ser que la contienda estatal no se vuelva ideológica, ni nos distraigan las broncas nacionales para que nos vaya mejor aunque el país esté en crisis.
Si acaso, oigan, será muy relevante que quien gane sea capaz de conseguir apoyos del gobierno federal y no genere resentimientos de ninguna especie. Creo que aquí va a triunfar la inteligencia y la humildad… Pase lo que pase, el estado habrá de salir adelante con rumbo a su grandeza.
* AUNQUE NO SIGAMOS TANTO en temas del actual presidente, es aconsejable actualizarnos cada semana con las últimas peculiaridades de este drama en desarrollo. Para él, la mejor forma de ver sus fracasos consiste en simular y gritar que fueron ¡grandes éxitos y ejemplos al mundo!
Se tiene que ser tan mentiroso y cínico como Trump, para jactarse ante el mundo de éxitos inexistentes en cuanto al manejo de la economía y la gestión de la pandemia en México… Son éstas, dos enormes frustraciones que el gobierno trata de ocultar con osados intentos de travestismo retórico.
Tanto en la pandemia como hacia la recuperación económica, el líder ve casi todo justamente al revés: Esto se confirma fuera del país con análisis demoledores (Bloomberg, El País, CNN) que acá se ven agravados por recesión, desempleo y pobreza ante la pérdida de confianza de los inversionistas.
A algunos los podrán desconcertar o convencer, pero ese descaro ya indigna a los observadores más enterados o a los anti-AMLO que tanto lo insultan. A mí me produce cierta ternura, pues es evidente el autoengaño de un líder que va directo al precipicio, si bien deseo que no se lleve con él a nuestro país.
* LA DE TRUMP RESULTA otra trama muy difícil de dejar, sobre todo ante los daños por la perversidad de no reconocer —con elegancia o sin ella— su derrota en la reciente elección. Y jala a varios mandatarios hacia una especie de Internacional Populista de Derecha.
Así, se vuelve penosa la situación de unos cuantos presidentes como Putin, Bolsonaro, Orban y López Obrador. Hemos visto que sin Trump el trumpismo va a seguir, en forma similar al lopezobradorismo a partir de 2006 y ahora al populismo tan popular en diversos países.
Se trata de una retórica tan engañosa como perjudicial, y tan atractiva como contraproducente según se confirma en cada país o período que la han intentado (Argentina, Venezuela, Corea del Norte, México 1970-82 y secuelas). Al ser evaluada tras unos años, sólo deja demagogia, irracionalidad y pobreza.
@cpgarcieral