Nueva York.- Una ola de peligrosa desinformación con ciudadanos que no creen en la existencia de la pandemia y no cumplen las medidas recomendadas de salud es una de las consecuencias actuales más peligrosas de la falta de confianza en las instituciones y Gobiernos. Noticias ONU conversó con el director en la región de la agencia de desarrollo de la ONU sobre los desafíos que enfrenta el continente, donde se avecina una crisis económica permeada por la desigualdad.
La pandemia de COVID-19 y las consecuencias de las medidas para intentar mitigarla han dejado sobre América Latina un panorama sombrío: millones de casos y cientos de miles de muertes, empleos en caída libre, aumento del hambre, la pobreza y hasta la violencia de género.
Para Luis Felipe López-Calva, director regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Latinoamérica ha tenido un impacto tan fuerte debido a una interacción entre los problemas estructurales que ya existían mucho antes, como la desigualdad, y los desafíos inherentes a la pandemia que comparte con otras regiones.
“Así como en las personas hay condiciones preexistentes que hacen que la enfermedad tenga un impacto mucho más fuerte, en este caso, los países y las sociedades también las tienen. Latinoamérica llega a este momento de la pandemia con condiciones preexistentes que hacen a los países muy vulnerables. Algo fundamental es la baja confianza de los ciudadanos en los gobiernos que no solamente es baja, sino que ha venido cayendo en los últimos diez años de acuerdo con encuestas”, explica.
Según el experto, la confianza de los ciudadanos se trata de un tema de legitimidad, de que los Gobiernos respondan a sus necesidades y aspiraciones. Esto es algo que se obtiene a través de resultados y procesos.
“Es decir, si no hay resultados concretos de las políticas públicas eventualmente las personas empiezan a perder esa confianza en que las instituciones están ahí para responder a sus necesidades y para coadyuvar a sus aspiraciones”, expresa.
Con información de la ONU