Rubén Cortés.
Del Toro, el cineasta; Pepe Aguilar, el músico; Canelo, el peleador; Julio Urías, el pelotero; Alondra de la Parra, la directora; Teresita Corona, la científica; la barbacoa, el platillo; Daniela Soto, la chef; Joaquín López-Dóriga, el periodista…
Son, ellos, algunos de LOS MEXICANOS del momento actual. Pero Joaquín viene recargado: la plataforma de mediciones Quantico Trends lo acaba de considerar el mexicano más influyente en Twitter.
Es Joaquín el mexicano que más crea conversación en Twitter, que obtiene más likes y seguidores, el que más incide en las opiniones sobre temas coyunturales, el que más genera tendencias, el más popular, el de más autoridad, el que más impacta.
Pero el reconocimiento va mucho más allá de sus 7.7 millones de seguidores, porque Joaquín se encuentra en el mejor momento de su carrera en un punto de la vida, en el que la mayoría lo deja por la paz y se va descansar de la brega de tantos años.
Si el periodismo fuera béisbol, Joaquín (a su medio siglo de trabajo diario) estaría en esa etapa de la temporada en la que los brazos duelen y los bats pesan; y entonces se batean menos hits y se colocan menos strikes. Y muchos van a la banca.
Pero Joaquín es cada día mejor. Cuando salió del Noticiero, en Televisa, muchos pensaron que era su fin, que las redes se lo comerían vivo porque tenía 70 años y las redes eran para jóvenes, que a esa edad nadie se reinventa, que si peras o manzanas.
Sin embargo, Joaquín se reinventó: dejó de aparecer en la pantalla tradicional, pero se subió sobre el golpazo y creó su propio canal de televisión en YouTube, por el cual acaba de recibir Botón de Plata por 100 mil suscriptores.
Abrió también su portal de noticias, que a principios de año había sido el segundo medio online con mayor crecimiento en México, que más creció, con un aumento de tráfico móvil de 419 por ciento, según la encuesta del Ranking de Medios Nativos Digitales.
¿Mucho? Pues su noticiero de radio y televisión en Fórmula se encuentra entre los cinco más seguidos de México, de acuerdo con la medición de IPSOS, y su columna diaria en Milenio es referencia obligada.
Entonces, ¿a qué hora disfruta la vida Joaquín fuera del trabajo? Pues la vive y la goza de manera redonda: tiene un amor bonito con Adriana, malcría a Macarena, goza el mar, se toma un tequila, relee a García Márquez, oye desde boleros hasta Beethoven.
Es amigo generoso, fiel, de esos que al contarlos sobran dedos, que nunca piden y siempre dan. Joaquín es todo eso. Es difícil aspirar a más.
Y tiene algo que no se aprende, se trae: tiene un par.