Nueva York.- Todas las regiones del mundo tienen fosas comunes, ya sea por conflicto, actividades delictivas, desastres naturales o pandemias. Una relatora especial pide que estos lugares sean preservados ya que son sitios de evidencia cruciales para la justicia.
La comunidad internacional debe hacer más para ayudar a los países y comunidades con fosas comunes a que garanticen que dichos sitios sean tratados con respeto y con un enfoque de derechos humanos, dijo este miércoles una experta de la ONU.
“Las fosas comunes son lugares de evidencia cruciales para la búsqueda efectiva de la justicia formal. Tienen los restos de aquellos a quienes se les negó la identidad en la muerte. Son espacios de íntimo dolor para los seres queridos y son lugares de registro público, prueba de que ocurrieron hechos atroces que nunca deben olvidarse”, apuntó Agnès Callamard, relatora especial de la ONU sobre ejecuciones sumarias, a la Asamblea General durante la presentación de su informe anual.
Callamard recalcó que todas las regiones del mundo tienen fosas comunes que pueden ser resultado de represión, conflicto o estar vinculadas a actividades delictivas. Aunque también pueden ser consecuencia de desastres naturales o pandemias, la experta aseguró que siempre representan violaciones de derechos humanos.
“La nuestra es una historia humana empañada por masacres, en la que muy a menudo los responsables no solo han caminado libres, sino que luego son celebrados con estatuas erigidas en su memoria que adornan nuestros juzgados, ayuntamientos y parques locales. Pero esto contrasta con la forma en que se tratan tantos lugares de matanza y fosas comunes: no son reconocidos, están desprotegidos, sin preservar y, cuando no están cubiertos, son profanados o destruidos. Hasta puede convertirse en un delito mencionarlos en público”, acotó.
Con información de la ONU