Cubanos con Trump: desastre cívico

Rubén Cortés.

Que seis de cada 10 cubanos que votan en Miami lo hagan por Trump es un gran mensaje para el mundo: cuando las naciones rompen el ciclo de la democracia es casi imposible recuperarlo.

Vivan donde vivan, los cubanos menores de 70 años vivieron en Cuba sin votar y bajo un dictador. Pero en un país donde votan y viven en democracia, votan por lo más parecido a un dictador, que no respeta los principios de las democracias basados en el Estado de derecho.

Sin embargo, hasta 1948, la Cuba de sus padres y abuelos fue una democracia pujante, con elecciones de voto libre y secreto cada cuatro años desde 1902, y la única Constitución social demócrata de América Latina.

Vivía una democracia en alza la Cuba de los padres y abuelos de esos seis de cada 10 cubanos que votan en Estados Unidos por un presidente que quiere gobernar sin contrapesos, abusa del poder y obstruye el Congreso.

Fue la primera de América Latina en aceptar el voto de la mujer, jornada laboral de ocho horas y semana laboral de 48, vacaciones pagadas de un mes, indemnización por accidentes, seguros sociales obligatorios, pensiones y salario mínimo.

En aquella Cuba se formó el movimiento obrero más avanzado de América Latina: primero en movilizarse sobre las tesis de la Tercera Internacional, lo cual se vio reflejado en la Constitución de 1940, concebida con base en la función social y la propiedad privada.

Pero hacia 1950, un candidato presidencial populista e ignorante convenció a los cubanos de que sus instituciones democráticas no servían, que eran un nido corrupción y robo, sin principios morales.

Como francotirador y crítico endiablado del sistema, Eduardo Chibás sepultó hasta hoy en los cubanos la desconfianza y la sospecha en la democracia, con gestos populistas y demagogos, que arrastraban multitudes.

Los reparó sicológicamente para la aceptación del fin de la vida democrática, que acabó con el golpe de Estado del general Batista en 1952, y continúo hasta la actualidad con la dictadura militar de la familia Castro.

Se convirtieron en algo tan básico, que no creen en la democracia porque no es algo que se pueda comer.

Según una encuesta de la FIU, 76 por ciento de los inmigrantes cubanos recientes son trumpistas, el cinco por ciento vota por Biden, y el resto por ninguno de los dos.

¿Qué les gusta a los cubanos libres de Trump? Que es un líder autoritario, que tiene mano dura, desprecia a la prensa, únicamente trabaja con funcionarios leales, interviene en casos penales, aplasta a sus adversarios, que no es un demócrata, pues.

Eso provoca, por muchas generaciones, la ruptura del orden institucional en un país.

El desprecio a la democracia.

 

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