Rubén Cortés.
México fue el único país del continente que se abstuvo antier de condenar violaciones a los derechos humanos en Venezuela, durante la votación del informe de la ONU que señala al dictador Nicolás Maduro por “crímenes de lesa humanidad”.
En cambio Argentina (junto a México el otro aliado ideológico de Maduro en el continente) sí votó en contra del dictador (igual que Brasil, Chile, Colombia, Uruguay y Paraguay) para apuntarlo como responsable directo de matar a cinco mil 94 opositores políticos.
La abstención del gobierno mexicano adelanta su actitud de florero como próximo miembro del Consejo de Seguridad de la ONU (periodo 2021-2022), pues si no vota ni a favor ni en contra en el tema más sensible de la humanidad ¿para qué ocupa esa silla?
Lo curioso es que la administración mexicana celebró su regreso al Consejo de Seguridad (ha estado allí ya tres veces con esta) con el compromiso de “estaremos contra el uso de la fuerza”. Pero ¿Qué más uso de la fuerza quiere que los asesinatos de su aliado?
Porque la dictadura de Venezuela es considerada por la ONU responsable de “crímenes de lesa humanidad”, tras revisar el informe de una Misión Internacional Independiente, que analizó la situación de los derechos humanos en ese país.
La ONU estableció responsabilidades individuales sobre graves violaciones de derechos humanos cometidas por Maduro, su segundo y la cúpula militar, a quienes señala como responsables de asesinatos, torturas y detenciones masivas sin órdenes judiciales.
Si en el Consejo de Seguridad México estará “contra el uso de la fuerza”, su deber ético antier habría sido condenar la fuerza que usa Maduro contra sus opositores políticos. O, de plano, no ser florero y apoyar al aliado: no se va a la ONU a no tomar partido.
Por ejemplo, al gobierno de derecha de Vicente Fox no le importó ser aliado económico de Estados Unidos y, en 2003, votó en la ONU en contra de la invasión militar a Irak por una coalición liderada por Estados Unidos y Gran Bretaña.
El argumento del actual gobierno mexicano para no condenar los crímenes de lesa humanidad de la dictadura venezolana es su postura oficial en política externa de “no intervención en problemáticas y denuncia de hechos en otras naciones”.
Pero en el caso de Venezuela es una postura notoriamente hipócrita, porque en la OEA el gobierno de México mantiene un intenso cabildeo de intervención en favor de Maduro, al ser el unico país que vota en contra de que sea condenado.
Aunque, para qué jugar con las palabras: el gobierno mexicano no condena al régimen de Maduro porque su idea de control de la sociedad es similar a la de éste:
El voto popular a mano alzada y gobierno unipersonal sin contrapesos.