Francisco Garfias.
El regreso de Ricardo Anaya no es una buena noticia en Palacio Nacional. Es el opositor mejor valorado como contrapeso del presidente López Obrador, entre ciudadanos que están en contra de la 4T. Alcanza un 34% de aceptación, según una encuesta de Reforma (17-08-20.)
Está por encima de Margarita Zavala, 14% Enrique Alfaro, 9 %, y Miguel Osorio Chong, 7%, y Cabeza de Vaca, 5%.
La medición refleja lo flaca que está la caballada de la oposición en tiempos difíciles para AMLO.
El presidente mantiene un nivel alto de popularidad, a pesar de las crisis económica, de seguridad y sanitaria.
La oposición necesita encontrar un López Obrador a la inversa. Alguien que capitalice el descontento creciente contra la 4T.
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Hace dos años que Anaya hizo un paréntesis en su vida política para dedicarse a dar clases. Pero también a reponer tiempo con su esposa e hijos, después de su “amarga” derrota frente a López Obrador en las presidenciales del 2018.
De ese retiro el panista salía esporádicamente para responder a acusaciones como la que le hizo Emilio Lozoya –al que demandó por daño moral– de que recibió sobornos para apoyar la Reforma Energética.
Ayer, antes de quitarse el simbólico cubrebocas, anunció su regreso “de lleno” la vida pública para ayudar a resolver, dice, el “desastre” que tiene el tabasqueño en México.
Ricardo parte de la idea, bastante extendida, que la 4T no funciona en materia económica (vamos a decrecer alrededor de 10 puntos este año); de seguridad (el número de homicidios es el más alto en 20 años: 35, 588); sanitaria (somos cuartos a nivel mundial en total de muertos por Covid).
“Frente a este desastre la pregunta es ¿Qué vamos a hacer? La respuesta está en el 21 y en el 24”, dice el ex candidato presidencial del PAN, en un video que subió a redes sociales.
Y más: “No basta con alzar la voz cuestionar al presidente. Tenemos que demostrar que nosotros lo podemos hacer mejor”.
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El senador de Morena, Germán Martínez, anticipó su eventual abstención en la futura votación en la cámara alta relativa a la consulta popular sobre el juicio a ex presidentes que promueve el presidente López Obrador.
Algo así como un “eventual” conmigo no cuenten.
La solicitud de consulta para que se investigue a los ex presidentes Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, fue enviada por AMLO al Senado de la República.
De la Cámara alta se turnó a la SCJN para que se pronuncie sobre su constitucionalidad en un plazo no mayor a 20 días hábiles, a partir de haberla recibido.
En un escrito enviado al presidente de la mesa directiva de la Cámara de Senadores, Eduardo Ramírez Aguilar, el otrora presidente del PAN explica las razones por las que se anticipa a la resolución de la Corte:
“No quiero esconder mis convicciones jurídicas detrás de una resolución de nuestro tribunal Constitucional”, dice.
Aclara que si bien es innegable su vínculo, en un momento histórico, con el gobierno de Felipe Calderón, no tiene con aquel gobierno, ni con la actual administración, de la que formó parte, ningún conflicto de interés.
“No pretendo lastimar la unidad de la bancada de Morena, pero el derecho a disentir, pregonado por el presidente, implica el derecho a abstenerse”, destaca.
Y remata contundente: “No estoy dispuesto a disfrazar mis convicciones jurídicas. No voy a practicar la ventriloquía política; ni me nutro de digerir consignas políticas mascadas en otras bocas”.
¡Ándale…!
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A Rosa Albina Garavito se le puede acusar de todo menos de conservadora, fifí, o machuchona. Si algo ha caracterizado a esta ex senadora del PRD ha sido su congruencia con los principios de la izquierda.
Ayer hizo pública una “Carta a AMLO” en la que critica el poco respeto del presidente por el estado laico, su falta de respuesta al clima represivo que viven comunidades indígenas; y la inobservancia de los cuidados sanitarios frente a la pandemia.
Garavito, que hoy se dedica a la docencia, destaca que la actual reyerta de desplegados –650 intelectuales vs “18 mil ciudadanos” defensores del presidente— sólo contribuye a crispar más el ambiente social y político.
“La coyuntura reclama, de manera imperiosa, la apertura del diálogo razonado para construir propuestas que saquen al país del atolladero en el que se encuentra”.
Y le dice una gran verdad al presidente:
“Yo sí creo que estás utilizando inapropiadamente el espacio de tus conferencias de prensa matutinas”.
FIN.