Francisco Garfias.
La propuesta de enjuiciar a todos los ex presidentes con vida –a excepción del nonagenario Luis Echeverría— es tan desproporcionada, que ya es objeto de análisis en el extranjero.
El Grupo Eurasia, consultor de riesgos políticos con oficinas en Nueva York, Washington, Londres, Tokio, São Paulo, San Francisco y Singapur, dedicó un reporte a esa maniobra de sesgo populista.
El nuevo “circo romano·”, como llama Calderón a la Consulta.
En su análisis, Eurasia destaca que hay múltiples obstáculos que podrían descarrilar la consulta, o reducir sus consecuencias prácticas.
Pero pronostica que López Obrador la va a utilizar -hasta donde pueda– para sumar puntos en las elecciones intermedias del 2021.
“Lo más probable es que no quiera enjuiciar a los expresidentes. Ha dicho que exponer la corrupción registrada (en los distintos sexenios) debería ser suficiente para sentar un precedente.
“Pero en un contexto económico y sanitario cada vez más difícil, y con elecciones en puerta, un asunto de esa magnitud se convierte en un tema muy útil para él”, puntualiza.
AMLO “sabe que esto podría ayudar a orientar los votos hacia su partido Morena, capitalizando el descontento con la corrupción y los partidos establecidos”, remata el reporte.
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Flavio Sosa, fundador y vocero de la Asociación Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), hoy aspirante a secretario general de Morena, lanza una pregunta: ¿Porfirio y Citlalli fórmula de unidad?
Este hombre de 56 años, robusto, de barba a medio crecer y cola de caballo que llega a las espaldas, deja correr unos segundos antes de responderse a sí mismo:
“Porfirio es un gran parlamentario. Citlalli mujer de lucha, cercana a Martí Batres, pero así no son las cosas.”
El veterano luchador de izquierda, quien pasó 18 meses en la cárcel acusado de sedición y otros delitos en tiempos de Ulises Ruiz en Oaxaca, sueña con hacer equipo en el CEN de Morena con alguno de los múltiples aspirantes a la presidencia del partido.
“Uno –describe– que tenga polvo en los zapatos y sepa lo que es México; y no alguien de los famosos del partido…”
Le preguntamos si entre los 51 aspirantes registrados para suceder a Ramírez Cuellar hay alguien con esas características.
Nos quedamos sin respuestas.
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En la charla, realizada en un café de la Condesa, Flavio nos asegura que a Muñoz Ledo lo convencieron de buscar la presidencia de Morena para hacerle contrapeso a Mario Delgado.
“Mario –asegura– utiliza todo el aparato de la Cámara de Diputados para promoverse”.
Sosa dice que tiene conocimiento de una encuesta que mandó a hacer el CEN de Morena para medir la popularidad de potenciales candidatos a dirigir el partido.
En primer lugar apareció Lázaro Cárdenas Batel, quien ni siquiera se registró como aspirante. “El efecto del abuelo”, explicó el oaxaqueño.
Muñoz Ledo fue segundo, seguido de Alejandro Encinas, Yeidckol Polevnsky y Mario Delgado.
Si descontamos a Lázaro, queda Porfirio como puntero. Pero enfrenta un problema, según fuentes de Morena. AMLO lo respeta, pero no le entusiasma que vaya a la presidencia de su partido.
Sosa es uno de los 54 aspirantes que se registraron para la secretaría general. El numero dos del partido se elige aparte. Entre sus competidores están Citlalli Hernández, Antonio Attolini, Agustín Guerrero y Emilio Ulloa.
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A lo largo de casi una hora, Sosa hablo de la situación de Morena y puso “los puntos sobre las íes.”
De entrada destacó que no tiene estructura de partido y que sus órganos internos han dejado de funcionar.
“Parece más bien un frente electoral”, afirmó.
Con desdén se refirió a la encuesta que realizará el INE para elegir a la dirigencia de su partido.
“Se asemeja a un concurso de popularidad. Yo no quiero ser elegido como la flor más bella del ejido”, dice.
Desde la secretaria general se propone provocar el debate y recuperar la unidad en torno a un proyecto de izquierda que se ha sido pervirtiendo con anteriores dirigencias.
FIN.