Nueva York.- La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió a Rusia que abra una investigación exhaustiva, transparente, independiente e imparcial, del envenenamiento del líder de oposición ruso Alexei Navalny.
Michelle Bachelet solicitó la pesquisa este martes, después de que especialistas alemanes dijeran que disponen de “pruebas inequívocas” de que fue envenenado con un agente nervioso conocido como Novichok.
Tras su traslado en un avión ambulancia desde Rusia, Navalny se encuentra actualmente en un hospital de Berlín y ayer despertó de un coma inducido.
Ante la evidencia de los científicos alemanes, Bachelet razonó que los agentes nerviosos y los isótopos radiactivos como el Novichok y el Polonio-210 son sustancias sofisticadas extremadamente difíciles de obtener y señaló que el caso acarrea numerosas preguntas como: “¿Por qué el uso de estos químicos? ¿Quién los usa? ¿Cómo los adquirieron?”
“El número de envenenamientos, u otras formas de asesinato selectivo, de ciudadanos rusos actual o anteriormente, en Rusia o en territorio extranjero, durante las dos últimas décadas es profundamente inquietante”, dijo.
Añadió que “el hecho de que en muchos casos no se responsabilice a los autores y no se haga justicia a las víctimas o a sus familias, es igualmente lamentable y difícil de explicar o justificar”.
La Alta Comisionada celebró la mejoría de la salud del opositor ruso y destacó que antes de ser envenenado ya había sido acosado, detenido y agredido repetidamente, ya sea por las autoridades o por asaltantes desconocidos.
“Navalny era indudablemente alguien que necesitaba la protección del Estado”, afirmó Bachelet, “incluso si era una molestia para el gobierno”. No es suficiente negar sin más que fue envenenado “y rechazar la necesidad de una investigación exhaustiva, independiente, imparcial y transparente de este intento de asesinato. Corresponde a las autoridades rusas investigar a fondo quién fue responsable de este crimen, un crimen muy grave que se cometió en suelo ruso”.
El pasado 20 de agosto, Alexei Navalny se sintió mal durante un vuelo con destino a Moscú. El avión que lo transportaba hizo un aterrizaje de emergencia en Omsk. El opositor fue transportado al hospital de la ciudad rusa en coma y dos días después se le trasladó a la clínica alemana “Charite” en Berlín. La canciller alemana, Angela Merkel, anunció el 2 de septiembre que, según la conclusión de los toxicólogos, Navalny fue envenenado con el agente nervioso Novichok.
Al día siguiente, el director general de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), Fernando Arias, emitió la siguiente declaración:
“Según la Convención sobre las Armas Químicas, cualquier envenenamiento de un individuo mediante la utilización de un agente nervioso se considera un uso de armas químicas. Esa alegación es motivo de grave preocupación. Los Estados Parte en la Convención sobre las Armas Químicas consideran que el uso de armas químicas por cualquier persona en cualquier circunstancia es reprobable y totalmente contrario a las normas jurídicas establecidas por la comunidad internacional. La OPAQ sigue vigilando la situación y está dispuesta a colaborar con los Estados Parte que soliciten su asistencia y a ayudarlos”.
Con información de la ONU