Francisco Garfias.
El patético episodio del “chapulineo” de diputados en San Lázaro, con el único fin de apoderarse de la presidencia de la mesa directiva, es ejemplo del tamañito de algunos diputados.
El penúltimo capítulo de esta vergonzosa historia terminó ayer sin final feliz. Por segunda vez en esta Legislatura los diputados no lograron elegir a su nueva mesa directiva.
Ambiciones frustradas, disfrazadas de escudos ideológicos contra el neoliberalismo, lo impidieron.
Juzgue usted este penúltimo capítulo. En espacio de 48 horas vimos a cuatro legisladores –dos independientes, uno del PES y uno de Morena — brincar al PT para que alcanzara 47 diputados y se convirtiera en 3ª fuerza en la Cámara baja.
Eso, según los petistas, los haría acreedores a la presidencia de la Mesa Directiva en el tercer y último año de la presente Legislatura.
Ni 24 horas habían pasado cuando el tránsfuga de Morena, Manuel López Castillo, dio marcha atrás en su anuncio.
Al cambiarse de caballo había dejado sin mayoría absoluta (251 diputados) al grupo mayoritario. Puso en peligro la permanencia de Mario Delgado al frente de la Junta de Coordinación Política. Fue petista unas horas.
Luego vino el anuncio del coordinador priista, René Juárez. Cuatro diputados del PRD se pasaron al PRI, que de este modo llegó a 50 diputados y volvió a ser 3ª fuerza.
“Pa’cabrón, cabrón y medio”, nos dijo, en corto, un legislador del tricolor.
Pero no hubo ni vencedores, ni vencidos. Simplemente no hay mesa.
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Los intensos jaloneos en San Lázaro provocaron un inequívoco jalón de orejas del presidente a diputados gandallas de la coalición que maniobraron para arrebatarle al PRI la presidencia de la mesa directiva.
Pero no funcionó.
La planilla que propuso la Jucopo, encabezada por la diputada priista Dulce María Sauri, no logró la mayoría calificada requerida (dos tercios de los presentes).
La morenista Dolores Padierna, el panista Xavier Azuara y la priista Sara Rocha estaban propuestos para las vicepresidencias.
Las ocho secretarías restantes iban para el MC, el PRD, el PES, el PVEM, el PRI y el PAN.
Se registraron 278 votos a favor, 64 abstenciones y 112 en contra. Se requerían 303 votos. Un buen de morenos no le hicieron caso al presidente.
¿Qué pasará? Sigue en funciones la actual mesa hasta el 5 de septiembre, cuando se volverá a votar una nueva propuesta de la Jucopo. Lo demás son puras interpretaciones. La Ley no dice nada si no se alcanzan los dos tercios en esa ocasión.
La derrota parcial del PRI fue festinada por Noroña con un twitter en el que se leía “¡Les ganamos! ¡Les ganamos!” y otro que decía: “Sigo vivo en mi intención de presidir @Mx_Diputados”.
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Se perfilaba un triunfo de la legalidad, de las mujeres, y de la civilidad política. Al inicio de la legislatura –y en aras de la gobernabilidad- todos los coordinadores, incluido Mario Delgado—firmaron un acuerdo que le convenía a Morena.
El grupo mayoritario se quedaba los tres años de la legislatura con la Jucopo, órgano de gobierno de la Cámara Baja, y el primer año con la presidencia de la mesa directiva, a pesar de que ningún grupo puede presidir ambos simultáneamente.
A cambio la mayoría se comprometió a respetar el turno en la presidencia de la mesa directiva al PAN y al PRI, como segunda y tercera fuerza.
Noroña aseguró en su intervención que antes de instalarse la Legislatura, el PT tenía más diputados que el PRI.
Lo que no dijo es que los petistas cedieron a Morena parte de sus legisladores, para que obtuviera una mayoría absoluta en la Cámara Baja. Por eso se quedaron con 29 diputados.
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La ambición desmedida de suceder a la panista Laura Rojas llevó a Fernández Noroña, a cometer el error político de su vida: descalificar a Andrés Manuel López Obrador.
Antes del desenlace narrado, al diputado petista dijo que el presidente se equivocó al decidir que el PRI presidiera.
No le gustó que AMLO pidiera a sus diputados actuar con rectitud, apegarse a leyes, no maniobrar de última hora por los cargos. “No es triunfar a toda costa sin escrúpulos morales… No se puede hacer política sin ética”.
Parecía que los sueños de Noroña acabarían en la basura.
Tan enojado estaba por las declaraciones de AMLO que hasta sugirió que con el PRI la seguridad del presidente está en vilo.
Deliró en rueda de prensa. “¿Y si le pasara algo? El PRI asesinó a su candidato a la presidencia de la República en 1994, asesinó a su líder Ruiz Massieu. Son una pandilla de asesinos…”.
¿Y así quiere ser presidente de la mesa directiva? ¡Imagínese!
FIN.