Chile.- Ante una economía mundial tan incierta y regionalizada América Latina y el Caribe debe profundizar la cooperación y fortalecer los acuerdos regionales, afirmó hoy Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el marco de la XII sesión de la Comisión Interparlamentaria de Seguimiento a la Alianza del Pacífico (CISAP), que se realizó de manera virtual.
La alta funcionaria de las Naciones Unidas expuso sobre cooperación internacional y proyecciones regionales post pandemia en un panel encabezado por el diputado Miguel Ángel Calisto, Presidente Pro Tempore de la CISAP; Adriana Muñoz, Presidenta del Senado de Chile, y Diego Paulsen, Presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados de Chile.
Participaron también Rodrigo Yáñez, Subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales de Chile; Angélica Romero, Jefa del Departamento de Energía, Comercio y Desarrollo Sustentable de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales; Julio Berdegué, Subdirector General y Representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe, además de representantes de los parlamentos de Chile, Colombia, México y Perú, países que componen el bloque.
Durante su intervención, Alicia Bárcena recordó que América Latina y el Caribe se enfrenta a la peor crisis en un siglo: el PIB se contraerá 9,1% en 2020, la pobreza se incrementará 37,3% y alcanzará a 231 millones de personas; unas 98 millones de personas vivirán en extrema pobreza (15,5%) y correrán el riesgo de padecer hambre porque no alcanzarán a cubrir sus necesidades de ingesta básica alimentaria, y la desocupación se ubicará en torno al 13,5%.
Precisó que la pandemia provocada por el coronavirus (COVID-19) ha evidenciado los problemas estructurales del modelo de desarrollo en la región, entre ellos, la mercantilización y fragmentación de los sistemas de salud, la gran desigualdad que afecta a las mujeres y los pueblos indígenas, el alto grado de urbanización que ha potenciado los contagios en los barrios más vulnerables, una alta informalidad laboral que alcanza al 54% de los trabajadores, además de frágiles sistemas de protección social y un débil multilateralismo con crecientes tensiones sociales.
Con información de la CEPAL