Carlos J. Pérez García.
A veces recibe uno críticas que lo dejan pasmado o, al menos, desconcertado. Por ejemplo, oigan, un lector me dijo que le da güeva leerme sobre cosas (reales y actuales) que lo deprimen, en las cuales destaca AMLO como responsable… de quien él ya no quiere saber nada.
Me quedé pasmado, decía. Y pensativo —prueba de que las redes irritan y hacen pensar— hacia una conclusión: Aparte de que cada quien puede tener sus respectivas preferencias y opiniones, no me siento aludido por un reproche de ese tipo. Creo que no procede pues cada uno trae sus objetivos e intereses.
Este querido lector me había reclamado en 2013 o 2014, no recuerdo bien aunque en ese período sufrió López Obrador un infarto, que por qué seguía yo hablando de él (derrotado en 2006 y 2012) si era un tonto que ya no tenía futuro, o algo así. Me advertía que sólo se dedicaba a criticar e insultar a cada presidente.
Pero al pasar el tiempo se recuperó y está hoy en el centro de los problemas del país, no de sus soluciones. Mucho se deriva de lo que no haga, más que de lo que haga, y todo ello afecta a los mexicanos.
1) Hay que ser ingenuo para creer que cuando unas palabras riman ya pueden sintetizar una política pública que resulte eficaz. Sin embargo, la idea de “Abrazos, no balazos” nunca va a funcionar pues sólo a veces sirven los primeros y en ocasiones únicamente queda recurrir a los segundos. De hecho, en el mundo sobran casos en que son preferibles los “madrazos” en lugar de los abrazos o balazos, y así se podría mantener ‘el verso’ con una opción añadida sin que se vuelva tan complejo.
2) Es muy actual el suceso de los pasajeros del transporte público (combis les llaman en el Valle de México) que sometieron a un asaltante y lo golpearon al defenderse en busca de ‘justicia por su propia mano’. Ante la ineficacia de las policías, estos linchamientos públicos se multiplican en algunas regiones del país, lo que no sólo nos sugiere pros y contras sino la necesidad de programas de emergencia en paralelo a estrategias de mayor plazo para atenuar las causas.
3) En cuanto al tercer lugar mundial en muertes por COVID, que era desdeñado en el gobierno porque se rebasaban países de menor población (España e Italia), resulta que lo logramos ante 9 naciones más pobladas que México (número 10 del planeta): No sólo están los primeros dos sitios, Estados Unidos (3 en población) y Brasil (6), sino también China e India (1 y 2), Indonesia y Pakistán (4 y 5), Nigeria, Bangladés y Rusia (7 al 9). Ya superamos en muertos a casi todos ellos.
4) Los 5 países con más muertes son gobernados por populistas: Estados Unidos, Brasil, México, Gran Bretaña y la India. Esto se confirma en sus tendencias a ofrecer soluciones simples y rápidas a problemas complejos, a continuar sus campañas de promesas que nutren expectativas, a acentuar su antiliberalismo y concentración del poder, o a insistir en sus mentiras y descalificaciones de los críticos.
5) En Economía el populismo ha sido fatal para México, al igual que para Argentina o Venezuela, no sólo por las políticas tan erradas sino por la necedad de sostenerlas. Incluso se rebasan nuestras conjeturas de hace meses en cuanto a las catástrofes en desempleo y pobreza con una lenta e incierta recuperación.
Las críticas y los ataques se incrementan, aún más contra su esposa, y él siempre encuentra escapes y distractores aunque en Educación intentan lo mejor posible y se confirma la utilidad del sector privado. Ya veremos.
Si bien reconozco que un presidente se ve forzado a mentir para no aceptar su debacle al decir “ya nos llevó la chingada”, de los análisis que he leído me quedo con términos como “ignorancia, indolencia y regó el tepache”, aun cuando no fuese tan tonto o chiflado sino más bien un ladino de objetivos muy claros.
Miren, quiero ver hacia adelante con optimismo pero no es sencillo si el poderoso líder nunca escucha ni corrige. Eso sí, aceptemos que gobernar es difícil a cualquier nivel y que necesitamos mucho ánimo para encontrar las mejores vías sin que tengan que ser ideales. [email protected]
@cpgarcieral