La medida, presentada en noviembre de 2019 por la diputada Magaly López Domínguez, de Morena, quien padece de obesidad, detalla que la prohibición también es para escuelas de nivel básico y medio superior, así como máquinas expendedoras.
De acuerdo a la legisladora se sancionará, clausurará o multará a las personas que vendan estos productos en tiendas a menores de edad, pero también prohíbe regalarlos, es decir, si usted lector, organiza una fiesta de cumpleaños a sus pequeños, no podrá obsequiar golosinas, ni repartir refrescos, ni pastel por la carga de harina y azúcar refinada. En su lugar, tendrá que ofrecer a los niños vegetales o frutas frescas, pero nada en alto contenido calórico.
Tampoco podrá comprar una piñata y llenarla de dulces y regalos porque la ley prohibirá regalar esos productos. En cuanto a las calendas en donde se reparten y arrojan dulces, tampoco se permitirá porque se estaría violando la ley.
El ordenamiento jurídico también prohíbe la instalación de máquinas expendedoras de golosinas y refrescos en toda la entidad. Así como la venta y suministro de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico en escuelas públicas y privadas de educación básica y media superior.
Entonces, ¿Los niños podrán traer desde sus hogares sus dulces, o también se viola la ley?
¿Qué pasará con los productos como Tía Rosa, porque usted no podrá ofrecer una quesadilla en una tortilla de harina que estaría considerada como de alto contenido calórico?
En muchas escuelas, el lunch o almuerzo de los niños lo integran un sandwich o emparedado de jamón, que también contiene azúcar ya que se utiliza durante el método de preparación- con queso, -que es grasa-, o uno con mermelada que estaría prohibida por la ley, o bien cajeta, que también entra en el panorama de alimentos chatarra por sus ingredientes.
La última palabra la tiene el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat que podría vetar la ley y regresarla al Congreso para redefinirla. Pero sólo cuenta con 10 días.