Raúl Flores Martínez.
Conforme pasan los meses, este gobierno de la Cuarta Transformación, no enseña que la honestidad valiente puede ser manejada a conveniencia del gobierno.
Quizá las focas aplaudidoras y fans cegados del Lopezobradorismo, no se han dado cuenta que la bandera de su mesías, es cambiable de acuerdo a la situación que le convenga.
Les pongo un solo ejemplo, el más reciente. Han pasado 18 días de la llegada de Emilio Lozoya a México y misteriosamente, nadie lo ha visto, nadie sabe dónde vive, no hay registro fotográfico, ni de vídeo.
El gobierno incorruptible de Andrés Manuel López Obrador, lo ha cuidado también que lo dejo en libertad a pesar de los delitos de los que está acusado.
Los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita, asociación delictuosa, cohecho y un quebranto a Pemex de 460 millones de dólares, delitos que merecen prisión preventiva.
Qué tanto tendrá Lozoya que ha puesto de rodillas a todo el gobierno de la 4T, que funcionarios honestos estarán metidos en el caso Odebrecht, que con los delitos que esta acusado, alcanzó el beneficio de llevar su proceso en libertad y de acuerdo a los expertos, jamás estará en la cárcel.
Caso contrario, es el de la extitular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Rosario Robles, quien está acusada de los delitos de ejercicio indebido del servicio público.
Según la afectación del patrimonio de Sedesol y Sedatu, calculado en 5 mil 73 millones de pesos, aunque los delitos por los que está acusada no ameritan prisión preventiva oficiosa, se determinó prisión preventiva justificada porque Rosario Robles carece de arraigo en la Ciudad de México.
Estos dos casos se dieron en el sexenio de Enrique Peña Nieto, dos casos que supuestamente, son la bandera contra la corrupción del Presidente López, casos tan contradictorios en los procesos penales.
Mientras a Rosario Robles, la exhiben entrando en prisión, se dan vuelo los aplaudidores oficiales en las redes sociales, cuando fue vinculada a proceso, esas focas aplaudidoras no escriben, no hablan de Emilio Lozoya, lo han escondido también que nadie sabe, nadie supo dónde se encuentra en este momento.
Se han dado cuenta que desde su llegada a México, no hay una sola fotografía o vídeo de Lozoya, detenido, esposado o en el hospital, no hay señal de la detención del icono de la corrupción que tanto pregona el mesías tabasqueño.
Así las contradicciones del gobierno incorruptible, de este gobierno que lucha contra la corrupción y maneja la ley a modo. Algo trae Lozoya entre manos que a puesto a este gobierno de cuarta de rodillas.
