Raúl Flores Martínez.
Una muerte más en la conciencia, si es que tiene conciencia el Presidente Andrés Manuel López Obrador, la muerte de la pequeña Ana Lucía que tuvo que salir de México para recibir atención médica en Suiza, debido a la escasez de medicamentos contra el cáncer.
Una noticia que entristeció a un sector del país, que siguió atento el caso de la pequeña que junto a su padre viajaron Zúrich el pasado 28 de enero para que Ana Lucía recibiera los tratamientos adecuados, dado que en México ya no contaban con los medicamentos, ni tratamientos adecuados para que la menor pudiera vencer a la enfermedad.
Un sector que lucha día con día para conseguir los medicamentos para sus seres amados que luchan contra el cáncer en cualquiera de sus variaciones, una enfermedad que fue desplazada por el Covid 19 que ha cancelado citas, terapias e incluso, la falta de medicamentos que están escasos en los hospitales, aunque el Presidente en su terquedad siga señalando que están surtidas las farmacias.
Para nadie, es un secreto que en distintas ocasiones los padres de niños con cáncer se han manifestado para exigir la ayuda del Gobierno Federal y del Presidente que simplemente hace oídos sordos a las peticiones de quienes tienen a un pequeño con esta enfermedad llamada cáncer.
En el caso de Ana Lucía, la pequeña tenía leucemia y ante el cierre del programa de gratuidad, sus esperanzas se disolvieron con su vida al irse a otro país por la doble nacionalidad; si vamos más allá, podremos decir que a nivel internacional que, en México, no se tiene un programa de salud para niños con cáncer.
Quizá en el Gobierno Federal, ninguno de los integrantes del gabinete, tengan un familiar con esta enfermedad, por eso no se inmutan ni acongojan, el único que salió a dar la cara es Marcelo Ebrard, el eterno candidato a la Presidencia del país.
Ya tenemos la muerte de Ana Lucía que, con apoyos de amigos, vecinos y familiares, tuvo que ser llevada a Suiza para obtener lo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la salud por medio de los medicamentos.
Una muerte que se puede multiplicar en los niños con cáncer que no son atendidos o no tienen el medicamento en los hospitales, donde los atienden. Aquí saldrán los defensores de “Primero los Pobres” del mesías tabasqueño a señalar que hay medicamentos y todo se les da a estos niños que conforme pasan los días, ven menguada su salud.
Hoy Ana Lucía está en otro plano, hoy no sufre; sin embargo, ha dejado una clara muestra de cómo la terquedad y cerrazón de los gobernantes, pueden quitarle la vida a los seres humanos.