Rubén Cortés.

Las palabras lo alcanzaron. “Nos están entregando un país en quiebra”, dijo el presidente al tomar posesión. Pero no era cierto. Él solo seguía la inercia de la campaña electoral. En verdad, cuando México está en quiebra es ahora.

“Ahora sí estamos enfrentando el asunto de manera muy descarnada, simplemente no hay dinero. El principal problema que enfrenta México es que no hay dinero público”, asegura Carlos Urzúa, el primer titular de Hacienda de este gobierno.

En 18 meses se chuparon lo que recibieron, empezando por el crecimiento económico de 2.0 por ciento hasta dejarlo, para diciembre próximo en menos 10 por ciento de decrecimiento. Además de otras cifras que hoy parecen de ilusión:

–El poder adquisitivo del salario, que había aumentado 17 por ciento.

–Los cuatro millones de nuevos empleos formales que se habían creado.

–La inversión extranjera, que había registrado números históricos, con 192 mil millones de dólares.

–Las reservas del Banco de México, que habían llegado a 173.5 mil millones de dólares, las más elevadas de su historia.

––El ahorro de 20 años del país para posibles contingencias (para algo como el Covid-19, por ejemplo), que había pasado de 17 mil millones de pesos en 2012 a con 300 mil millones en 2018.

–El IMSS, que tenía tenía 73 mil millones de pesos en reservas.

En cambio, 18 meses después, para que lo siga explicando Urzúa, “por fortuna” quedan 60 mil millones de pesos del ahorro para contingencias “que nos pueden ayudar unos tres, cuatro o cinco meses, pero no más que eso”.

Hay también “un fondo federal que nos puede ayudar, que debe tener ahorita unos 140 mil o 150 mil millones de pesos que nos puede ayudar a paliar un poco la situación, pero no mucho”. No más que eso. Pues, ahora sí que nos están dando un país quebrado.

Y todo eso es producto del deficiente manejo de la economía. Por ejemplo, la estrategia de gasto de 2019 contribuyó a que de cada 100 pesos, sólo 12 fueron para inversión física e infraestructura, según la Auditoría Superior de la Federación.

Algo lógico si se tiene en cuenta que en el arranque del gobierno corrieron a ocho mil funcionarios de mandos superiores y 60 mil de puestos básicos, lo cual no sirvió para nada, pues hoy no hay dinero público.

Fue un cuento de caminos aquello de que los programas de austeridad y de lucha contra la corrupción ahorrarían 800 mil millones de pesos. Al contrario, el gobierno ya tuvo que endeudarse con el Banco Mundial por mil millones de dólares.

Pero la ruina actual no es causa de la pandemia, eh.

La ruina se produjo desde que se gastaron todo lo que recibieron.

Sin producir nada.

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