Francisco Garfias.
Dice el presidente que “no vamos a ser rehenes” de laboratorios “muy famosos” que lucraban con fármacos “adulterados o caducos”, luego que se anunciaran compras consolidadas de medicamentos en el extranjero por 60 mil millones de pesos para el 2021.
Con esas compras, bajo vigilancia de la ONU, se estaría solventando más del 80 por ciento de la demanda de medicamentos en el país, y se dejarían al garete los laboratorios mexicanos que producen cuatro quintas partes de los llamados “genéricos”, eficaces y más baratos.
López Obrador no le puso nombre, ni apellido a esos laboratorios, que hoy son víctimas de los abusos de ayer.
La acusación ya trajo una reacción de los aludidos. “Si hay corrupción que se sancione. Queremos ser parte de la solución, no el problema”, nos comentó una fuente de la Asociación Nacional de Laboratorios Farmacéuticos.
El asunto no es menor. Los laboratorios mexicanos emplean a 60 mil personas, en su mayoría mujeres. Tienen 90 plantas diseminadas en el territorio nacional.
Si AMLO concreta lo anunciado, se verán obligados a cerrarlas y dedicarse a importar.
“Es una ocurrencia. No tiene lógica. No hay manera. Es imposible. Hay riesgo de desabasto o de comprar más caro”, advirtió la fuente.
Los laboratorios mexicanos han intentado acercarse a la Oficial Mayor de Hacienda, Thalia Lagunes Aragón, pero sin respuesta. Ya hasta extrañan a Raquel Buenrostro –hoy en el SAT- con quien sí tenían interlocución.
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Parece maldición. Cada que las autoridades dicen que ya se domó la pandemia, o que disminuye, las cifras se encargan de regresarnos a la trágica realidad. Ya son 36 mil 327 defunciones y 311 mil 486 contagiados.
Ayer fueron reportadas 836 muertes y 7 mil 71 nuevos contagios.
Somos cuartos en el mundo en total de fallecimientos y octavos en contagios. La apertura fue apresurada. Se hizo en medio de intensos contagios comunitarios. Algo no funciona.
Tanto al presidente como al doctor López Gatell no les vendría mal seguir los consejos de la canciller alemana, Angela Merkel:
“La pandemia no puede ser combatida con mentiras y desinformación. Tampoco con odio y disturbios. El populismo está demostrando sus límites. Una democracia necesita verdad y transparencia.”
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En Morena están en ruta de colisión de cara a la renovación de su dirigencia nacional. Por un lado están los “ultras” que, según el aspirante a la presidencia de ese partido, Alejandro Rojas, quieren instaurar en México un modelo “chavista” e imponer a Bertha Luján en la presidencia.
Por el otro están los moderados, de corte socialdemócrata, donde se ubican los otro aspirantes, Mario Delgado y el propio Rojas.
La cuarta precandidata, Yeidckol Polevnsky, fue literalmente expulsada del grupo de ultras y hasta una auditoría de su manejo financiero del partido ordenó el Consejo Nacional.
Los radicales, que hoy dominan el Consejo, dan muestras de desesperación. Se rehúsan a acatar la resolución del TEPJF de realizar una “encuesta abierta” y hasta acusan a los magistrados de ese tribunal de “entrometerse” en la vida del partido.
La corriente de “halcones” pretende utilizar un “padrón patito”, que no ha sido validado por la autoridad electoral, para poner al frente de Morena a su candidata. Están a nada de caer en desacato.
“Lo que está en el fondo de la disputa es el rumbo ideológico y político de Morena”, sintetizó Rojas.
El morenista número uno del país –aunque no le gusta que lo llamen así— no ha metido mano en el proceso. Pero como están las cosas, va a tener que hacerlo para poner orden en el partido que fundó, antes que se suicide.
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Hablamos ayer con el edil panista de Huixquilucan, Enrique Vargas, presidente de la Asociación Nacional de Municipios, luego del SOS que este organismo lanzó al gobierno federal por la “quiebra técnica” en la que se encuentra el 85 por ciento de los ayuntamientos del país.
Nada más dejaron de recibir 75 mil millones de pesos por la famosa “austeridad republicana” que les impuso el centro.
“Para este semestre del 2020 no va a haber dinero. Casi todos los municipios viven de las participaciones federales”, advirtió el panista. Eso significa despidos, bajos salarios, cero aguinaldos. Pero en Hacienda ni los ven, ni los oyen. “No hay respuesta”, aseveró Vargas.
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El Verde se quedó sin grupo parlamentario en el Congreso de la CDMX. Eran dos y no se entendieron.Teresa Ramos renunció a la “bancada” porque su coordinadora, Alessandra Rojo de la Vega, se quedaba con parte de sus prerrogativas y no respetó acuerdos.
FIN.
