África.- ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) advierten que la falta de fondos, los conflictos y los desastres, así como los desafíos de la cadena de suministro, el aumento de los precios de los alimentos y la pérdida de ingresos debido a la COVID19, amenazan con dejar a millones de refugiados en todo África sin comida.
“Millones de refugiados en toda África dependen actualmente de ayuda regular para satisfacer sus necesidades alimentarias”, dijo Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. “Alrededor de la mitad son niños, que pueden desarrollar dificultades de por vida si se les priva de alimentos en etapas vitales en su desarrollo”.
A menos que se tomen medidas urgentes para abordar la situación, se espera que aumenten los niveles de desnutrición aguda, retraso del crecimiento y anemia. En los campamentos de refugiados en Etiopía, el 62% de los niños experimentan niveles críticos de anemia.
“Si bien la situación continúa deteriorándose para todos, el desastre se magnifica para los refugiados que no tienen absolutamente nada que amortigüe su caída”, dijo el Director Ejecutivo del PMA, David Beasley. “En el mejor de los casos, los refugiados viven en condiciones de hacinamiento, luchan por satisfacer sus necesidades básicas y, a menudo, no tienen más opción que depender de la asistencia externa para su supervivencia. Ahora más que nunca, necesitan nuestro apoyo para salvar sus vidas”.
El PMA está proporcionando asistencia alimentaria a más de 10 millones de refugiados en todo el mundo, incluidos los que se encuentran en los asentamientos de refugiados más grandes del mundo, como el asentamiento de Bidibidi en Uganda, donde las raciones se redujeron en un 30% en abril debido a la falta de fondos.
Las poblaciones de refugiados que anteriormente podían alimentarse y valerse por sí mismas, incluidas muchas que viven en zonas urbanas y aquellas que trabajan en la economía informal, también se enfrentan a desafíos importantes. Grandes números han perdido su única fuente de ingresos ya que las posibilidades laborales desaparecieron debido a las medidas de prevención para evitar la propagación de la COVID-19.
Al mismo tiempo, las restricciones de importación y exportación están afectando las cadenas de suministro. En el Sahel, en su mayoría sin litoral, las medidas de prevención de COVID-19, como el cierre de fronteras y las restricciones de movimiento, limitan la capacidad de transportar productos en una región donde la escalada de inseguridad, violencia y conflicto, agravada por el impacto del cambio climático y la pobreza, han perturbado la seguridad alimentaria y los medios de vida para millones de personas. Es necesario mantener la asistencia a los grupos extremadamente vulnerables, incluidos más de 1,2 millones de refugiados en la región.
El Arsenal / Con información de ACNUR