El TMEC, insuficiente sin certeza a inversión

Alejandro Rodríguez

Alejandro Rodríguez Cortés*.

El discurso oficial de la mal llamada Cuarta Transformación claramente ha puesto en la mesa la apuesta de Andrés Manuel López Obrador para revertir la crisis económica: el nuevo tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, mejor conocido como el TMEC.

Lamentablemente será una apuesta perdedora si el presidente de la República no da un golpe de timón a su actitud y decisiones de poca empatía con el sector empresarial y con la inversión privada, a la baja por las pésimas señales de falta de certeza que han sido una constante en 19 meses de gobierno, desde la cancelación del aeropuerto de Texcoco hasta el cambio de condiciones de competencia en materia de producción energética.

Ya habíamos previsto en este espacio que López Obrador nos engañó con la verdad cuando dijo que la pandemia de coronavirus le había caído “como anillo al dedo” a su proyecto, porque las fatídicas consecuencias económicas del confinamiento sanitario explicarían el hecho de que México sufrirá la peor contracción productiva de los últimos 100 años.

Porque la 4T y sus aplaudidores ya justifican claramente que la grave situación económica mexicana es, como en casi todo el mundo, atribuible solo al Covid-19, pero olvidan convenientemente lo que sucedió durante todo el primer año de la actual administración, en que el Producto Interno Bruto Nacional se contrajo aún con nuestros vecinos del norte creciendo y sin la presencia del letal virus.

Hay que recalcarlo: si bien la recesión se agravó y se agravará por la pandemia, los índices de decrecimiento ya existían previamente por malas decisiones de política económica y por ese tono de enfrentamiento del gobierno lopezobradorista con el sector privado

Ahora, la solución casi mágica a nuestras dificultades vendrá con la entrada en vigor del TMEC, también pretexto para que el presidente López Obrador corra un enorme riesgo político al visitar esta semana a su homólogo Donald Trump en la mismísima Casa Blanca.

El rijoso y majadero Trump quiere apoyo para su reelección. El contradictorio López Obrador pone como ariete de su estrategia al más neoliberal de los instrumentos de política económica: el libre comercio que como opositor repudió consistentemente durante muchos años.

Incluso, el impulsor de la idea de que México formara parte del área de libre comercio más importante del mundo ha sido el villano favorito del movimiento que tardó 18 años en llegar al poder: Carlos Salinas de Gortari

Hoy, que México es uno de los 3 principales exportadores hacia la economía más grande del mundo -exporta a Estados Unidos tres veces más que Brasil, Rusia, India y Sudáfrica juntos- y con una relación de intercambio comercial que vale más de 600 mil millones de dólares, AMLO lanza sus dados para intentar lo que parece inevitable: que en su gobierno la economía permanezca estancada, justo al contrario de su eterna promesa de campaña y tras feroces críticas con lo siempre llamó el “raquítico” crecimiento del periodo neoliberal

Y sí. Con todo y el nuevo TMEC, en el que Trump se salió con la suya de proteger más a las empresas norteamericanas, éste será un sexenio perdido si el tratado comercial -que es menos malo que no tenerlo- no se acompaña con políticas públicas promotoras de la inversión privada.

Porque los inversionistas seguirán viendo con recelo a México como destino de inversión, si el discurso ramplón del nacionalismo económico, de la autosuficiencia alimentaria, del producir nuestros propios combustibles en vez de importarlos, prevalece sobre acciones efectivas para propiciar negocios, generar riqueza y con ello lograr el objetivo común del desarrollo social en nuestro país.

Eso no pasará en automático, ni siquiera con el TMEC. Antes que eso, incluso Donald Trump ser irá para no volver.

*Periodista, comunicador y publirrelacionista

@AlexRdgz

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