Rubén Cortés.
En un gobierno que desayuna, come y cena propaganda (y sólo piensa en dar a sus bases sociales y clientelares lo que desean) la reapertura del Caso Iguala es únicamente un ejemplo de la costumbre de los vencedores en reescribir la historia. No más, eh.
Porque tampoco este gobierno podrá decir más que la “verdad histórica”: los 43 normalistas fueron secuestrados, asesinados, incinerados y arrojados al río San Juan por el Cártel Guerreros Unidos, al creerlos miembros del Cártel Los Rojos.
Ayer el Fiscal General designado por este gobierno anunció que “se acabó la verdad histórica”, pero es pura difusión política, igual que la del vocero para la pandemia, cuando afirma que el jefe no contagia porque es una fuerza moral.
No olvidemos que, antes de llegar al poder, el grupo político que hoy gobierna culpaba al Ejército de la desaparición de los 43. Hasta intentó irrumpir en los cuarteles de la región para revisar hornos crematorios y encontrar cenizas.
En campaña, frente a la exigencia de Antonio Tizapa (padre de uno de los 43) el candidato ganador de las elecciones respondió: “El reclamo debe ser a las Fuerzas Armadas, a quienes intervinieron en ese crimen”.
Pero ya el Ejército es bueno. Hasta empresa tiene para construir, operar, administrar y explotar el nuevo Aeropuerto de Santa Lucía: los militares explotarán las operaciones civiles y comerciales, desarrollarán y aplicarán el plan de negocios. Chapeau.
Así que del Ejército se pueden olvidar quienes lo culpaban. Y también de los más de 100 sicarios del crimen organizado que habían sido capturados, ya que casi todos quedaron libres en este gobierno, gracias a la buena defensa que contrataron.
Lo único que les queda es perseguir a Tomás Zerón (quien descubrió los restos de los jóvenes, y gracias a quien cayó un centenar de implicados), a un par de mandos medios de la ex SSP y a uno que otro narco.
El Fiscal admite que “no vamos a quedar nadie satisfechos si no tenemos una evidencia o prueba razonable del destino de las personas que fueron maltratadas y posteriormente desaparecidas”.
Pues, la “evidencia” o prueba razonable” ya está:
–El mejor laboratorio del mundo en pruebas de ADN, el de la Universidad de Innsbruck, identificó como correspondientes a normalistas, dos restos calcinados encontrados en el basurero de Cocula, mediante el método científico más avanzado que existe: extracción de ADN mitocondrial.
–Un centenar de peritos, el Instituto de Biología de la UNAM, el Imperial College de Londres y la Oficina Forense de Norfolk dieron certeza a las investigaciones acerca de que la mayoría de los cuerpos fue quemados en el basurero de Cocula.
Al final “descubrirán” lo que ya se sabe.