México.- La incesante búsqueda de lo sagrado, lo místico, lo erótico y lo cotidiano, consolidaron el estilo de Concha Urquiza (1910-1945), poeta michoacana quien privilegió el ímpetu de su lírica clásica sobre cualquier pretensión intelectual, así como la pasión de su poesía que logró comunión entre el amor y lo religioso, y rebasó los clichés que hay en el mundo femenino con una luminosidad difícil de encontrar en la poesía moderna.
Por ello, en el marco de la campaña “Contigo en la distancia”, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), recuerdan este 20 de junio los 75 años del fallecimiento de la poeta y profesora de historia, considerada por Rosario Castellanos como “la piedra angular del movimiento poético femenino”.
En esta evocación, Luz Elena Zamudio Rodríguez, coautora de Concha Urquiza: entre lo místico y lo mítico (2010), destaca en entrevista que la vida y obra de Urquiza estuvo marcada por opuestos, como dice uno de sus versos fue “de contrarios principios engendrada”. Esto, añade, ayudó a realizar nuevas interpretaciones a su poesía y ampliar la mirada de quienes sólo querían resaltar sus textos religiosos.
“Subrayamos su valentía y precocidad para la vida: como entrevistadora aficionada de escritores de tendencias distintas; empleada de la Metro Goldwyn Mayer y autodidacta. Se trabajaron textos en prosa como El reintegro, casi desconocido; su guion cinematográfico de un capítulo de Corazón diario de un niño y se analizaron obras inspiradas en la persona de Concha Urquiza, entre éstas Nadie sabe nada, de Vicente Leñero”, señala.
La escritora considera a María Concepción Urquiza del Valle, mejor conocida como Concha Urquiza, cercana al poeta místico español San Juan de la Cruz, quien fue uno de sus maestros elegidos y lo cita en varios epígrafes de poemas que siguen su misma orientación.
El Arsenal / Con información del INBAL