Raúl Flores Martínez.
Hay posturas que deben ser definitivas y no a capricho de los grupos que quieren llevar agua a su molino. Una de las posturas en las que todos deben coincidir, es en la protección de niñas, niños y jóvenes; sin importar. Si son o no mexicanos, sin importar si los padres son de izquierda, centro o derecha, lo importante debería ser la protección.
En la semana que está por concluir, hemos tenido tres hechos sobresalientes, donde los niños han sido protagonistas, donde se exhibió la falta de capacidad de los tres niveles de gobierno y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, para proteger la integridad física de los menores de edad.
Ejemplos sobran en esta semana. Los niños que no han recibido sus quimioterapias por la falta nuevamente del medicamento, hasta dónde puede llegar la desesperación de esos padres que tienen que movilizarse y enfrentar a los elementos de seguridad pública que, en instantes, se opusieron a esa manifestación en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Sabemos que es su trabajo, pero hasta dónde se debe de tolerar la confrontación entre ciudadanos por un mal manejo en los temas gubernamentales.
Otro caso por demás polémico que llegó a niveles internacionales, es la incursión de menores de edad a las filas de las policías comunitarias de Guerrero. Un tema en el que el gobierno del estado inmediatamente se opuso y rechazó de manera tajante; sin embargo, no hace absolutamente nada para contener el asedio de los distintos grupos criminales en los diversos municipios de la entidad.
De por sí en Guerrero, el crimen organizado utiliza a los menores de edad en distintas actividades que van desde la siembra y pizca de la amapola, actividades de halcones, sicariato y mulas para el traslado de la goma de opio de la montaña a la cabecera municipal de Chilapa, actividades que en diversas ocasiones hemos escrito en este espacio por largos años.
Al igual sobre los operativos que se realizan en la frontera sur con los migrantes de Honduras, donde menores de edad junto con sus padres o madres, son “contenidos” por los elementos de la Guardia Nacional que, a decir de las autoridades Federales, sólo ponen sus escudos para no dejarlos pasar.
Pregunto ¿Acaso esas autoridades, no saben que, con un escudo antimotines, se puede dañar a una persona? Estoy seguro que no lo hacen, porque nunca han estado en un operativo de contención o disuasión, donde los elementos de la Guardia Nacional (antes Policía Federal) los utilicen para calmar una manifestación.
Son tres hechos que en las redes sociales y a nivel sociedad, han dejado mal parado a la actual administración de la Cuarta Transformación, una transformación que, a un año, se comienza a desquebrajar entre la soberbia, cerrazón y terquedad de los funcionarios y del propio Presidente Andrés Manuel López Obrador que no escucha a sus asesores, que los ignora al igual que aquellos que lo critican por su mal desempeño.
