Luis Octavio Murat Macias.

“Fundar una inmensa República sobre las bases de la razón y de la igualdad, estrechar con un lazo vigoroso todas las partes de este inmenso Imperio no es empresa fácil. Es la obra maestra de la virtud y de la razón humanas” (Robespierre).

Llegó al Capitolio, en medio de saludos se abrió paso en el salón de la Asamblea, se situó detrás del atril, con gesto displicente y aires de gran señor mostró enfrente a la Asamblea de Representantes, la misma que lo llevó al juicio político del que sería exonerado de todas las acusaciones que en su contra le hizo la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes.

Tenía la seguridad de que los senadores republicanos harían su tarea impidiendo el desafuero votando en mayoría. Además el resultado de la votación a su favor le serviría de apoyo a su campaña política para ganar la reelección. Así que, confiado, dueño absoluto del escenario, inició lo que con habilidad de gran histrión sabe hacer, el espectáculo en el que se luce desafiando, señalando, amenazando y observando con desprecio a sus adversarios.

Tomó dos carpetas conteniendo el discurso que pronunciaría sobre el estado que guarda la nación colocadas sobre el atril sobre; tomó una, viró media vuelta para quedar frente al Vicepresidente, Mike Pence, le entregó una, hizo otro medio giro hacia la Presidente de la Cámara de representantes, Nancy Pelosi, sin mirarla le entregó la segunda carpeta, ella la recibió y le extendió la mano para saludarlo pero él giró nuevamente dejando a la Presidenta de la Cámara de representantes con la mano extendida para sorpresa de los presentes y la de millones de televidentes que observaban el espectáculo político.

El show había comenzado, el Presidente, Donald Trump, actuando como la figura estrella se había apoderado de la escena ignorando a Nancy Pelosi, al igual que lo hizo con la canciller alemana Angela Merker quien hubo de soportar, con la prudencia y la educación que la caracterizan, la petulancia del mandatario.

El Presidente, Donald Trump, inició el discurso hablado de los logros y bondades de su mandato en la economía, la positiva oferta de empleo y la recuperación y ventajas comerciales recuperadas para su país en los nuevos tratados comerciales como es el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (TEMEC) firmado recientemente.

“Resultados increíbles” que significan “el gran regreso de Estados Unidos”, dijo el Presidente magnificando los logros obtenidos como haber creado 7 millones de puestos de trabajo, logrando una tasa de desempleo menor durante los últimos 50 años, tomando en cuenta que el desempleo en diciembre de 2019 era de 3.5% y que la última vez que cayó a 3.5% fue en diciembre de 1969. Respecto al desempleo de latinoamericanos y afroamericanos la tasa el 5.5% y 3.9% respectivamente, en septiembre de 2019, siendo el nivel más bajo desde que el Departamento de Trabajo de Estados Unidos mide estas estadísticas a partir de 1970.

En cuanto a lo recuperado bajo la presidencia de Donald Trump, las cifras recientes muestran que durante las dos administraciones anteriores se perdieron 60,000 fábricas, y que a partir del segundo trimestre de 2019 se recuperaron unas 12,000 fábricas pequeñas desde que Trump asumió en 2017, sin omitir que el número de fabricas empezó a crecer en 2013 cuando Barack Obama era el Presidente.

Hasta ese momento del discurso lleno de verdades-mentiras los aplausos eran de la bancada republicana y solo hasta que el Presidente mencionó a Juan Guaidó se produjo una larga ovación de republicanos y demócratas para el invitado especial de Donald Trump que lucha por la democratización de Venezuela.

Fue un acierto político invitarlo al evento pues reforzó la campaña política que viene operando para reelegirse, prácticamente desde que asumió el poder.

El cierre del evento fue de antología, Nancy Pelosi, la Presidenta de la Cámara de Representantes dispuesta a no quedarse con el grosero desplante del mandatario fue por la revancha, tomó todas las hojas de la carpeta que contenía el discurso presidencial y las hizo pedazos frente a las cámaras, a fin de que la mayor parte del mundo se enterara del rechazo a lo dicho por el Presidente.

Esta reacción tuvo que explicarse por la propia representante demócrata, aclarando que no se había tratado de una revancha sino de manifestarse públicamente por no estar de acuerdo con las mentiras que había leído el Presidente.

Concluyendo, nos guste o no su estilo rudo con sus desplantes, las groserías que ofenden, sus amenazas pero Donald Trump lleva la delantera para ganar la presidencia el próximo noviembre, lo cierto es que en el Partido demócrata no hay todavía quien tenga la estatura política para enfrentarlo.

@luis_murat

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