México.- El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) excedió su capacidad hace seis años, por lo que sus pasajeros sufren retrasos o cancelaciones en vuelos, así como demoras en entrega y revisión de equipajes.
El AICM es el que más cantidad de pasajeros traslada a escala nacional y la principal puerta de entrada al país, así como punto estratégico para negocios y de conectividad con el resto del mundo. Se diseñó para atender a 32 millones de pasajeros, pero en 2019 trasladó 50 millones 300 mil, es decir, más de 56 por ciento por encima de su capacidad. Ahí operan 28 aerolíneas comerciales y cuenta con 36 salas de espera, además de 56 posiciones de contacto, pero son insuficientes para los más de 130 mil pasajeros nacionales y extranjeros que, en promedio, moviliza todos los días.
El pasado 27 de diciembre, por ejemplo, el itinerario de Volaris Y4799 procedente de Mazatlán al AICM se retrasó dos horas, lo cual originó que algunos pasajeros perdieran vuelos de conexión. Alicia Cruz Manjarrez, quien viajaba con su nieto de seis años, llegó al aeropuerto al mediodía, pero el avión despegó a las 17 horas. A pesar de los insistentes reclamos de la gente, los trabajadores de la aerolínea se deslindaron argumentando que la demora era por la saturación del aeropuerto.
El problema no terminó ahí. Luego de aterrizar en la terminal aérea capitalina a las 20 horas, el avión permaneció en posición remota otra hora, debido a que estaban ocupados los 30 camiones conocidos como aerocars con capacidad para 115 personas y eran pocos para trasladar a los pasajeros hacia el edificio terminal. La empresa Passenger Movers de México es la encargada de brindar el servicio de aerocars en el AICM y por cada media hora de servicio cobra 771 pesos por unidad.
Un día antes un avión con destino a Dallas, Estados Unidos, tuvo un retraso de más de dos horas. Cuando despegó, los pasajeros reportaron que había una fila larga de aviones esperando debido a que sólo hay una pista disponible. Aunque los viajeros llegan a tiempo para registrarse y documentar su equipaje, los retrasos en las operaciones son recurrentes porque el aeropuerto capitalino está rebasado.
De acuerdo con cifras aeroportuarias, durante el periodo vacacional de invierno –del 15 de diciembre de 2019 al 5 de enero de 2020– se cancelaron 260 vuelos por motivos operacionales o comerciales, principalmente atribuibles a las aerolíneas mexicanas.
Hace dos semanas el embajador de México en Belice, Carlos Quesnel, se quejó en su cuenta de Twitter de que perdió su conexión a causa de la demora de una hora con 40 minutos en su vuelo procedente de Chetumal más el tiempo que se llevó en pasar migración.
Carlos, sentimos lo que nos comentas, así como la pérdida de tu vuelo a consecuencia de la demora anterior. Sin embargo, no es posible tomar responsabilidad por una afectación ocasionada por un segmento fuera de nuestro contrato. Agradecemos tu comprensión, respondió la aerolínea.
Este domingo Volaris notificó a sus clientes que canceló el vuelo de Monterrey a la Ciudad de México que despegaba a las 17 horas. Sin dar más explicación, les avisó que estaba disponible otra aeronave ese día, pero a las 10 de la noche.
Según autoridades y fuentes aeroportuarias las demoras de operaciones son por culpa de las aerolíneas mexicanas, sin embargo las tripulaciones aseguran que la saturación que declaró la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en 2014, es la causa principal del retraso en la mayoría de los vuelos.
De acuerdo con las reformas a la Ley de Aviación Civil que entraron en vigor en hace dos años, en caso que el retraso sea responsabilidad de la aerolínea, ésta deberá compensar a su cliente, según el tiempo perdido; por ejemplo, de una a dos horas, la empresa tiene que ofrecer descuentos para vuelos posteriores hacia el mismo destino y alimentos y bebidas, según sus políticas.
De dos a cuatro horas, los descuentos por compensación no podrán ser menores a 7.5 por ciento del precio del boleto. Si éste es mayor a cuatro horas, al pasajero se le otorgarán descuentos para vuelos en fechas posteriores hacia el destino contratado, alimentos y bebidas. Además, tendrá opciones de indemnización para la cancelación del vuelo, pero los pasajeros lamentan que las aerolíneas no cumplen.
La Jornada / César Arellano García