Boris Berenzon Gorn.
Los brotes van surgiendo en todos los rincones del país. El COVID-19 se extiende a paso lento, y los esfuerzos están puestos en que éste sea el ritmo que mantenga. El discurso lo repite casi a súplicas: “No salgan de casa”. Es cierto: ya se ha repetido una y otra vez: hay quienes no pueden hacer caso a la instrucción. Hay quienes o salen o no tienen para comer. Pero ¿y los demás? Los que no tienen pretexto, los que reciben un sueldo así trabajen desde casa, ¿ellos por qué salen?
La prudencia nos visita y luego se aleja. Es más afín a algunos y con otros parece no tener ningún tipo de relación. Pero es momento de abrirle la puerta. Más allá de las diferencias políticas, de la diversidad de opiniones que hace tan rica nuestra vida en común, los que tenemos enfrente son hechos y hay que apegarse a ellos. Solo desde la capacidad de dimensionar los problemas que nos rebasan llegaremos al otro lado de este túnel.
Un médico del IMSS, en Zacatecas, da positivo. Los pacientes que han convivido con él son revisados. El COVID-19 llega a San Lázaro; ahora es un diputado federal quien da positivo. Nadie es inmune, pero mucha gente actúa como si lo fuera. Las fake news circulan en todo su esplendor, diciendo cosas grotescas, hirientes. El derecho a la información se ve bombardeado por los propios canales que pretenden garantizarlo.
Dentro, en el encierro, la pandemia vino a enseñarnos muchas cosas y a recordarnos muchas otras. Que las instituciones educativas tienen que transformarse y adaptarse a las nuevas épocas es una. Que el valor fundamental del amor, el cariño y la convivencia familiares, un valor perenne que a veces despreciamos, que a veces damos por hecho, pero que nos respalda en los momentos más difíciles, es otra. Que el consumismo nos tiene dominados y que no pasa nada cuando descansamos de él, cuando nos detenemos a respirar, cuando las parejas se reencuentran, cuando un padre escucha a sus hijos por primera vez, es otra más.
Estados Unidos se convierte en el epicentro; Nueva York es una tumba cosmopolita. El sistema necesita una revisión exhaustiva. Lo demanda a gritos.