Raúl Flores Martínez.
En los últimos meses del año pasado, y los tres primeros de este año, diversos colectivos feministas han exigido, con justa razón a las autoridades y hombres en general parar la violencia en contra de las mujeres.
Sin embargo, hasta el momento nadie, ningún colectivo, se ha manifestado en contra de la muerte de niños por el crimen organizado, muertes que en la mayoría de las ocasiones se dejan sin investigar.
A quién debemos de culpar, quizá la desintegración familiar, la ausencia de una figura paterna o materna; aunado con la falta de políticas públicas enfocadas en menores de edad en México, ha generado un caldo de cultivo de violencia entre niñas, niños y jóvenes que es aprovechado por el crimen organizado para tenerlos en sus filas, lo que ha generado un incremento de muertes de menores de edad del 2015 a la fecha.
Algunos grupos del crimen organizado como “Los Ardillos”, “Los Rojos”, “Guerreros Unidos”, “Cártel del Golfo”, “Jalisco Nueva Generación”, “Pacífico”, “Noreste” y “La Nueva Familia Michoacana” utilizan a menores de edad para sus actividades ilícitas, lo que genera que se hayan disparado las cifras de ejecuciones en los últimos años de niñas y niños.
Estadísticas del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública (SESP) en 2015 se registraron en el país 767 homicidios contra menores de edad; es decir, se tenía un saldo diario de 2 niños asesinados. En 2017 se registraron mil 132 muertes violentas, la mayoría por arma de fuego contra menores de edad, generando 3.1 muertes al día de niñas y niños.
En 2018 las cifras se fueron incrementando a mil 252, 3.4 menores por día. Sin embargo, de enero a septiembre de 2019 fueron ejecutados 796 niñas, niños y adolescentes en el país, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP); 653 de género masculino y 143 de género femenino; Guanajuato, Edomex y Chihuahua encabezan la lista con 98, 87 y 60, respectivamente. Ocho de cada 10 fueron cometidos con arma de fuego.
De acuerdo con la Red Por los Derechos de la Infancia en México (Redim) del diciembre de 2006 a marzo de 2019, se tiene el registro de 21 mil niñas, niños y adolescentes víctimas de homicidio doloso. Ocho de cada 10 son víctimas de arma de fuego; es decir, han sido ejecutados o mueren en un enfrentamiento entre organizaciones rivales o integrantes de corporaciones o Fuerzas Armadas 3.6 menores de edad en el país.
Algunas muertes de niños, como la que ocurrió el pasado cuatro de febrero en la colonia La Magdalena en el municipio de Uruapan, Michoacán, donde un grupo armado ejecutó a cuatro menores de edad con armas de grueso calibre, es solo un ejemplo de la impunidad que se maneja en el país con las investigaciones para aclarar estos homicidios.
Los datos son por demás crudos y crueles en cuanto a la aplicación de la justicia para los niños; es decir, de cada 100 carpetas de investigación, donde los niños y niñas son víctimas solo tres carpetas alcanzan algún tipo de proceso o sentencia, el 97 por ciento queda en impunidad.
Esta impunidad que va de la mano con la estrategia del terror, esa estrategia utilizada por los criminales que difunden a través de las redes sociales las ejecuciones que de acuerdo con diversos especialistas en psicología los menores y jóvenes sufren un shock, cuándo se imaginan que esos les puede pasar.
Ya hay movilizaciones e incluso, grupos radicales que vandalizan el inmobiliario urbano en venganza supuestamente a las autoridades por la violencia de género contra las mujeres; sin embargo, hasta el momento los niños han sido olvidados, quizá tenga que morir más niños diariamente par que sean tomados en cuenta o quizá sean los propios niños que tengan que organizarse para exigir seguridad.
